Tammie Rachell Largent-Phillips, una mujer de 52 años con diabetes tipo 2, ha manejado la afección durante los últimos dos años con un medicamento llamado Ozempic, que ayuda a las personas con diabetes a controlar los niveles de azúcar en la sangre.
Pero en noviembre, se vio obligada a cambiar a otro medicamento, la insulina. El Ozempic que necesitaba ya no estaba disponible en su farmacia.
En los últimos meses, la demanda de la droga se ha disparado, chocando con los problemas de suministro global. Juntos, ha llevado a una escasez de Ozempic.
Pero la popularidad de Ozempic, o semaglutida, no se debe a las crecientes tasas de diabetes. En cambio, se debe a sus beneficios para la pérdida de peso, dicen los médicos. En una dosis más alta, la semaglutida se usa para bajar de peso.
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Sin medicamentos, las personas con diabetes tipo 2 corren el riesgo de sufrir picos de azúcar en la sangre que pueden conducir a problemas de salud graves, como enfermedades cardíacas, renales, pérdida de la audición y ataques cerebrovasculares.
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