Lo que debes saber
- Dos oficiales de la policía de la Ciudad de Nueva York, Jason Rivera y Wilbert Mora, murieron luego de recibir un disparo en Harlem el viernes mientras respondían a una llamada de violencia doméstica.
- La policía de su comisaría en Harlem, así como oficiales de lugares tan lejanos como Jordania, llegaron uniformados para decir que su hermano de azul nunca será olvidado.
- El funeral de Rivera se realizó el viernes, 28 de enero, en la Catedral de San Patricio, mientras que el funeral de Mora se realizará el 2 de febrero.
NUEVA YORK -- Es otro día de luto en la Ciudad de Nueva York, ya que se espera que grandes multitudes vuelvan a esperar en temperaturas extremadamente frías para llorar como lo hicieron la semana pasada, esta vez por un oficial de policía de Nueva York de 27 años asesinado en la línea de deber.
Amigos, familiares y colegas se unirán para presentar sus respetos el martes a Wilbert Mora, quien recibió un disparo en Harlem hace poco más de una semana mientras respondía a una llamada por disturbios domésticos.
Mora recibió un disparo en la cabeza y una bala se le alojó en su cerebro. Le quitaron el soporte vital en un hospital de Manhattan cuatro días después del tiroteo. Su corazón, hígado, páncreas y ambos riñones fueron donados a otras personas antes de fallecer.
El velorio del oficial está programado desde la 1 p.m. a las 8 p. m. en la Catedral de San Patricio, el mismo lugar religioso donde una multitud se reunió hace tres días para el emotivo funeral del Det. Jasón Rivera, el compañero de Mora y el primero oficial que murió en el mismo incidente violento. El funeral de Mora se realizará el miércoles a las 10 a.m. en el mismo lugar.
El pistolero acusado Lashawn McNeil, quien recibió un disparo de un tercer oficial, murió la semana pasada.
Manténte al tanto de las noticias locales y del estado del tiempo. >Suscríbete a nuestros newsletters gratuitos aquí.
NYPD DE LUTO
La comisionada del NYPD Keechant Sewell anunció la muerte de Mora hace una semana en un tuit, poco después de que se sometiera a una cirugía para donar sus órganos, lo que se sumó a lo que llamó un dolor “incalculable” dentro del departamento.
Sewell llamó a Mora "3 veces héroe. Por elegir una vida de servicio. Por sacrificar su vida para proteger a los demás. Por dar vida incluso en la muerte a través de la donación de órganos".
Mora y Rivera “fueron oficiales dedicados, valientes y compasivos, amados por muchos. El dolor que sienten sus familias es inconmensurable. Oramos por ellos; seremos fuertes por ellos”, dijo Sewell en un mensaje después de la muerte de Mora.
Mora ingresó a la academia de policía en octubre de 2018 y fue asignado a la comisaría de Harlem donde ocurrió el tiroteo desde noviembre de 2019. Hizo 33 arrestos, según muestran los registros policiales.
Un oficial que trabajó con Mora y Rivera recordó cómo el físico poderoso de Mora, alto y fuerte con la estructura de un jugador de fútbol americano, desmentía lo accesible que era.
“Era un joven muy humilde. Siempre estaba feliz, siempre dispuesto a ayudar en cualquier forma que pudiera”, dijo el martes el oficial Keith Hall.
“Solo lloro por su familia. Estoy afligido por mi cuenta, pero solo puedo imaginar cómo se siente la familia”, dijo Hall, quien ha recaudado más de $310,000 en una recaudación de fondos para las familias de los oficiales asesinados.
“La ciudad debería estar de duelo después de perder a dos grandes personas que fueron grandes, grandes personas que sirvieron a la comunidad y luego pagaron el maximo sacrificio. Así que todos deberíamos estar tristes en este momento”, dijo.
Irina Zakirova, profesora que enseñó a Mora en la universidad John Jay College of Criminal Justice, recordó al oficial como un estudiante serio y comprometido.
“Estaba tan seguro de convertirse en oficial de policía, un buen oficial de policía, y estaba ansioso por dar el siguiente paso en su carrera policial”, dijo el martes.
“Se preocupaba por las personas y la comunidad”, dijo Zakirova, y agregó que estaba particularmente interesado en encontrar formas diferentes e innovadoras para mejorar las relaciones entre la policía y los vecindarios que patrullaba.
DET. JASON RIVERA
Enormes multitudes de amigos, compañeros oficiales, familiares y otros dolientes dieron el último adiós el viernes a un oficial de policía de Nueva York de 22 años que fue asesinado a tiros en Harlem.
En un día gélido y nublado, miles de personas se reunieron en la emblemática Catedral de San Patricia para despedirse del joven oficial del NYPD Jason Rivera, uno de los dos oficiales que murieron tras ser emboscados al responder a una llamada de un discuta doméstica.
Jason Rivera fue ascendido póstumamente a detective de primer grado durante su funeral.
"Les daría los buenos días a todos, pero de hecho es la peor mañana de todas", dijo entre lágrimas su viuda Dominque durante su desgarrador elogio de su esposo caído. "Hoy sigo en esta pesadilla que deseé nunca haber tenido.
"Aunque gané miles de hermanos y hermanas azules, soy la más sola sin ti".
Su hermano mayor le dijo a una catedral absolutamente silenciosa cuánto significaba para Jason Rivera ser policía.
"El primer amor de mi hermano fue la policía. Ese fue su primer amor", dijo un emocionado Jeffrey Rivera. "Literalmente se despertaba en medio de la noche vigilando. Estaba obsesionado con su carrera".
Rivera llamó a Inwood su casa, y muchas personas de su vecindario siempre recordarán al niño que siempre quiso ser policía.
“Como una familia. Lo extraño mucho. Todavía no lo creo, todavía no lo creo”, dijo su amigo José Torres. "A todo el mundo le gustaba. Todos los clientes preguntaban por él. En el teléfono, cada vez que suena, 'Quiero hablar con Jason'".
Torres recuerda con cariño trabajar codo con codo con Rivera en Inwood Pharmacy cuando eran adolescentes. Hace unos años, unos compañeros de trabajo sorprendieron a Rivera con un pastel mientras trabajaba en la caja registradora el día de su cumpleaños. El video mostró al joven sonriente y feliz mientras todos lo celebraban.
Torres dijo que el sueño de Rivera siempre fue ser policía, e incluso antes de unirse al NYPD, se dedicó a una vida de servicio.
"Él solía salir. Las personas sin hogar tenían hambre. Iba a la tienda y les compraba comida", dijo Torres.
Cuando Rivera consiguió el trabajo y se puso el uniforme, pasaba todo el tiempo por la farmacia.
"Me alegré por él. Me dijo mira mira, los sueños se hacen realidad", dijo Torres.