BUTTE, Montana - Al menos 786 niños murieron por maltrato o negligencia en Estados Unidos en un periodo de seis años mientras estaban bajo vigilancia de los servicios de protección de menores, muchos de ellos por golpizas, de inanición o porque se ahogaron cuando estaban solos, a pesar de que había buenas razones para suponer que estaban en peligro, según una investigación de la Associated Press.
La AP sondeó los 50 estados, el distrito de Columbia y el ejército y compiló sus cifras por su cuenta ya que las autoridades no llevan una estadística confiable. Muchos estados se las vieron en figurillas para entregar cifras. A menudo esta información se mantenía en secreto.
La mayoría de los 786 niños cuyos casos fueron contabilizados por la AP tenían menos de cuatro años. Fallecieron a pesar de que las autoridades estaban investigando a sus familias o prestándoles algún tipo de servicio de protección debido a incidentes previos de negligencia, violencia u otro tipo de problema doméstico.
Uno de los casos es el de Mattisyn Blaz, una niña de dos años de Montana que falleció mientras su padre la tiraba con fuerza al piso "como si fuese una pelota de fútbol americano", según las palabras de un fiscal.
Matthew Blaz era bien conocido por el personal de los servicios de protección al menor. Dos semanas después del nacimiento de Mattysyn, el 25 de junio del 2013, llegó a su casa borracho, tomó a su esposa del cabello y la tiró al piso de la cocina, mientras la mujer tenía al bebé en sus brazos.
Jennifer Blaz dijo que un empleado del servicio de protección al menor la fue a ver al día siguiente, habló con ella brevemente y se marchó. El marido se declaró culpable de agresión y se le ordenó que asistiese a cursos sobre cómo controlar su temperamento y que no se acercase a su esposa. Convencida de que había cambiado, la mujer le permitió volver a la casa. El siguiente contacto oficial entre la familia y los servicios de protección al menor, según la mujer, se produjo seis semanas después, en el funeral de Mattisyn.
El sistema también le falló a Ethan Henderson, quien tenía apenas diez semanas pero ha había sufrido la rotura de un brazo cuando su padre lo tiró tan fuerte hacia un silla reclinable que le causó una lesión cerebral fatal.
La línea para emergencias del estado de Maine había recibido al menos 13 llamadas en las que se informaba que Ethan o alguno de sus hermanos estaba siendo maltratado. El empleado del servicio de protección al menor que visitó la diminuta casa rodante donde vivía la familia seis días antes de la muerte de Ethan el 8 de mayo del 2012 escribió que el bebé parecía estar "bien atendido por sus padres y no corría peligro".
Muchos factores pueden contribuir a que el estado no siga de cerca estos casos: los servicios de protección al menor no tienen personal suficiente y no dan abasto. Los presupuestos son limitados y casi el 40% de los 3 millones de denuncias de malos tratos que se hacen anualmente a través de las líneas de emergencia de los servicios de protección al menor no son investigadas por distintas razones.
Además, a menudo el personal que atiende las llamadas no está bien preparado y las cataloga mal, con consecuencias fatales. Y la ausencia de un banco nacional de datos permite que ciertas personas que han cometido abusos pasen inadvertidas cuando se mudan a otro estado. Una política que busca que las familias se mantengan unidas, por otro lado, puede resultar en la muerte de algún menor.
Dado que no hay una estadística oficial de las muertes de niños que están bajo el radar de los servicios de protección al menor, la información recopilada por la AP a lo largo de ocho meses representa la estadística más completa a disposición del público.
El número real de este tipo de muertes es probablemente mayor. Siete estados informaron de 230 casos abiertos de fallecimiento por maltrato que AP no incluyó en su cifra final. Esos estados no pudieron hacer una distinción entre los expedientes abiertos sólo por el incidente que provocó la muerte del menor y los que ya existían en el momento en que el pequeño recibió la herida mortal.
El sistema de recopilación de datos sobre las muertes de menores es tan malo que nadie puede decir a ciencia cierta cuántos niños fallecieron por abusos o por negligencia anualmente. El gobierno nacional calcula que en los últimos años han fallecido unos 1.650 niños por año, pero mucha gente cree que la cifra real es el doble. Y hay menos información todavía sobre la cantidad de niños fallecidos cuando estaban siendo observados por los servicios de protección del menor.
"Todos estamos de acuerdo en que no podemos resolver un problema tan complejo hasta que no aceptemos que hay un problema", afirmó David Sanders, presidente de la Comisión Nacional para Eliminar las Muertes por Abuso y Negligencia de Menores, cuyos miembros viajan por todo el país estudiando casos por orden del Congreso.
Los estados entregan información sobre las muertes de menores por abuso al gobierno federal a título voluntario. A veces esa información no es fiable. En algunos casos el estado retiene la información, violando los términos de la entrega de fondos federales. Pero ningún estado ha sido acusado de violar las normas y jamás se suspendió la entrega de fondos, según Catherine Nolan, directora de la Oficina de Abuso y Negligencia de Menores.
Cuando el presidente Richard Nixon sancionó la Ley de Prevención y Tratamiento de Abusos Infantiles en 1974, se pensó que representaba un compromiso del gobierno nacional con la prevención del maltrato de menores a través de organismos estatales de supervisión.
Pero en 1995 se emitió un informe que hablaba de "graves problemas en la recolección de información". Casi 20 años después, y 40 años después de que Nixon sancionase la ley, la AP comprobó que muchos de esos problemas persisten.