Iglesia Católica

¿De dónde procede la ceniza que los creyentes se untan en la frente el Miércoles de Ceniza?

Según el catolicismo, la bendición sacramental de las cenizas solo puede realizarse por un sacerdote o diácono.

Telemundo

Millones de católicos conmemoran el Miércoles de Ceniza, la celebración litúrgica que marca el inicio de la Cuaresma, los 40 días previos (sin contar los domingos) a la resurrección de Jesús, según el relato bíblico. 

La Agencia Católica de Informaciones explica que, en este día de ayuno y abstinencia, los católicos de la antigüedad se untaban ceniza en la cabeza para presentarse ante su comunidad con un hábito de penitencia para recibir el sacramento de la reconciliación el Jueves Santo, como parte de la consigna “polvo eres y en polvo te convertirás” (verso del Génesis 3:19). 

Una de las primeras referencias de la celebración religiosa dies cinerum (día de cenizas) se encuentra en la Enciclopedia Católica, que cita las copias existentes del Sacramentario Gregoriano, que dataría de por lo menos el siglo VIII.  Las prácticas de ayuno y penitencia se extendieron hasta el Concilio de Nicea, en el año 325, cuando la preparación de la Pascua se estableció en 40 días, que hace referencia a los 40 días que Jesús pasó en el desierto, los 40 años en el desierto del pueblo de Israel y los 40 días de ayuno de Moisés en el Sinaí y de Elías en el Horeb.

El Concilio de Nicea es el primer Concilio Ecuménico, es decir, universal, que convocó a los obispos de todas las regiones cristianas. Fue el emperador Constantino el que facilitó el encuentro con su protección en Nicea de Bitinia, cerca de su residencia de Nicomedia. 

Según el catolicismo, la bendición sacramental de las cenizas solo puede realizarse por un sacerdote o diácono, a fin de convocar a los fieles a prepararse para vivir los misterios de la Pasión, muerte y resurrección de Jesucristo en la Semana Santa.

Según la Agencia Católica de Informaciones, las cenizas provienen de la quema de los restos de las palmas bendecidas el Domingo de Ramos del año anterior, rociadas previamente con agua bendita y aromatizadas con incienso. 

“Para conseguir la buena ceniza no puedes solo quemarlas. Tienes que dejarlos arder sin oxígeno y ahí es donde se pone (de color) verdaderamente negro carbón”, explicó Joseph Faulkner, sacerdote de la Diócesis de Lincoln, en Nebraska, a la Agencia Católica de Informaciones.

La publicación detalló que los ramos se queman hasta obtener un polvo extremadamente fino. Algunas iglesias lo mezclan con agua bendita o aceite de crisma para crear una pasta.

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