Lo que se juega Obama con el cierre

WASHINGTON — Para el presidente Barack Obama, el resultado de las batallas fiscales con los republicanos esta semana podría tener amplias repercusiones en la paralizada agenda de su segundo mandato. Un acuerdo favorable para la Casa Blanca que ponga fin al cierre parcial del gobierno y eleve el límite de endeudamiento podría dar a Obama una oportunidad para tratar de marginar a los legisladores del Tea Party que desde hace tiempo han obstaculizado varias de sus prioridades. Pero si para el jueves no se logra un acuerdo sobre el límite de endeudamiento, Obama será el primer presidente en la era moderna en gobernar en impago, una dudosa distinción con potenciales consecuencias desastrosas que podrían consumir a la Casa Blanca en el futuro inmediato. Otra opción, tal vez más probable, es que el mandatario termine firmando leyes de corto plazo que mantengan a Washington en un ciclo sin fin de batallas presupuestales alimentadas por los plazos. Para el demócrata, eso significará que los temas fiscales seguirán consumiendo el oxígeno de la capital del país mientras ya está comenzando a ver que se cierra su ventana para aprobar leyes nacionales importantes. "Es un reloj que avanza", dijo Julian Zelizer, historiador político en la Universidad de Princeton, sobre los segundos mandatos presidenciales. "Ya está en la zona roja en términos de conseguir que las cosas se hagan". El lunes, Obama y los líderes del Senado manifestaron su optimismo por un posible acuerdo para evitar una moratoria financiera nacional y reanudar las labores del gobierno después de dos semanas parcialmente paralizado. Funcionarios en ambas partes estaban discutiendo una propuesta para elevar el límite de endeudamiento hasta la primavera, así como un acuerdo menor para financiar al gobierno durante varias semanas. "Ha habido algo de avance en el lado del Senado, con los republicanos reconociendo que no es sostenible, no es inteligente y tampoco bueno para los estadounidenses permitir que el país caiga en moratoria", dijo Obama. El mandatario planeaba reunirse con líderes legisladores de ambos partidos el lunes por la tarde, pero las reuniones se cancelaron. La decisión fue vista como una señal de que se están logrando avances en privado en el Capitolio. Pero incluso si el Senado logra llegar a un acuerdo, el destino del pacto en la Cámara de Representantes, donde los republicanos son mayoría, sería incierto. Incluso antes de que Washington se paralizara este mes, Obama estaba batallando para obtener victorias legislativas importantes en su segundo mandato. Su propuesta para endurecer las leyes de control de armas colapsó en el Senado. Una reforma migratoria pasó en el Senado, pero se estancó en la Cámara y el futuro de la histórica legislación es profundamente incierto. Por otra parte, prácticamente no hay avance legislativo en otros temas que Obama prometió abordar en su segundo gobierno, como extender la educación infantil y elevar el salario mínimo. Las dudas sobre el músculo político de Obama también crecieron el mes pasado, cuando legisladores, entre ellos muchos demócratas, estuvieron al borde de rechazar su propuesta para aprobar una acción militar en Siria. Una intervención diplomática de último minuto de Rusia evitó que Obama se salvara de una votación que casi con seguridad hubiera sido una embarazosa derrota. Pero los pasos en falso de los republicanos durante la actual batalla presupuestaria han ayudado a Obama a recuperar posiciones. Las encuestas recientes muestran que los legisladores republicanos llevan la peor parte cuando la opinión pública atribuye culpas por el cierre, entre ellas una nueva encuesta del Washington Post-ABC News del lunes que mostró que 74% de los estadounidenses desaprueba la forma en que los republicanos en el Congreso han manejado el tema, en comparación con el 53% que desaprueba la gestión de Obama sobre el tema. La carga de responsabilidad hacia los republicanos ha endurecido la determinación de la Casa Blanca para no hacer concesiones a cambio de que el Congreso aumente el límite de endeudamiento o reabra el gobierno. Después de años de tratar de llegar a un acuerdo con los líderes republicanos en la Cámara de Representantes, muchos demócratas ven el actual debate como una oportunidad para finalmente debilitar a la extrema derecha de la Cámara, y tal vez despejar el camino para avanzar en temas como inmigración que tienen el apoyo de muchos republicanos moderados. Sin embargo, los demócratas solos no pueden hacer que eso suceda. Se necesita la cooperación de John Boehner, presidente de la Cámara de Representantes, el republicano de Ohio que ha respaldado en su mayoría los deseos de los legisladores que respalda el ultraconservador Tea Party durante el cierre del gobierno y las discusiones sobre la deuda. No está claro si Boehner adoptará otra postura después de que los asuntos se resuelvan, aunque sus tácticas posiblemente estén impulsadas por cómo aparezcan posicionados los republicanos de la Cámara de cara a las elecciones intermedias del año entrante. El estratega republicano Dan Schnur dijo que incluso si algunos legisladores republicanos comienzan a inclinarse hacia el centro tras las actuales batallas fiscales, el presidente todavía enfrenta un gran reto para sacar leyes importantes en los próximos meses. "Habrá muchos resentimientos en todos lados y es difícil ver un gran acuerdo de legislación productiva que se produzca inmediatamente", dijo Schnur, director de un instituto político en la Universidad del Sur de California.

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