Así quedó el centro comercial de Kenia

NAIROBI, Kenia. NAIROBI- Los trabajadores de las tiendas del centro comercial Westgate, en Nairobi, asaltado el pasado día 21 por los radicales islámicos de Al Shabab, recogen sus mercancías y dan cuenta de los saqueos sufridos en sus comercios.

Para recordar lo que ocurrió, esta es la crónica del ataque.

- Es la 1:30 de la tarde del sábado en el centro comercial Westgate. Rafia Khan está apiñada en el desván del Casino Millonarios con su primo y otras personas mientras un grupo armado recorre el edificio, y dispara una y otra vez contra los clientes. Les dice a esos desconocidos escondidos con ella ciertas palabras que espera que los mantengan con vida. El grupo encontró ese hueco a nivel del techo mientras escapaban de los disparos y las explosiones. Mientras se esconden se corre la voz por mensajes de texto de que un grupo de milicianos islámicos ha tomado el control del centro comercial en donde está el casino. También se enteran de que los atacantes están permitiendo que los musulmanes salgan del edificio haciéndoles preguntas sobre su conocimiento del islam. Khan y su primo son los únicos musulmanes entre el grupo. Deciden enseñarle a los otros a recitar el Shahada, un credo en árabe que proclama que no hay otro dios que Dios y que Mahoma es su profeta. Una y otra vez, Khan les susurra las palabras lenta y fonéticamente, como si le enseñara a hablar a un niño. --- Los sábados el centro comercial Westgate está lleno de gente, es el lugar para comprar más refinado de Nairobi y en él se cruza la economía mundial. Los ejecutivos extranjeros van ahí, al igual que los kenianos ricos. Hay diplomáticos haciendo sus compras y trabajadores asistenciales viendo películas. Caminan por el supermercado Nakumatt y comen sándwiches en Java House. Compran lentes oscuros, faldas de seda y teléfonos. La mayoría de la gente en Kenia vive con unos pocos dólares al día, pero esos pobres también llegan a Westgate. Trabajan cargando cajas en el supermercado, limpiando los pisos de mármol. A veces sólo van a mirar. "Los pobres, los ricos, la clase alta, todos están aquí", dijo Khan, cuyo esposo es un empresario rico. Pero ese sábado vieron a niños llorando y muriendo. Dejaron a sus amigos heridos atrás al escapar de los atacantes. Fueron heridos por las esquirlas de las granadas. Al menos 67 personas murieron en lo que se convirtió en un ataque de cuatro días de milicianos de al-Shabab, el grupo musulmán extremista de Somalia. --- Esto es lo que pasó en las primeras horas En la entrada de Westgate a las 12:36 p.m.: Las autoridades kenianas creen que había hasta seis atacantes, aunque las cifras siguen sin ser precisadas. El primer grupo llegó con chalecos antibalas y atacó la entrada principal de Westgate, lanzando granadas y disparando con fusiles de asalto mientras corrían. Es evidente que estaban entrenados. Poca gente dentro del centro comercial se imagina que se trata de un ataque terrorista cuando escuchan la primera explosión. Muchos creen que es un transformador eléctrico que falla, como es común en Nairobi. Pero tras una explosión sigue otra y luego el ruido de las armas, miles de personas saben que se tienen que mover, pero, ¿a dónde? En la entrada Ben Mulwa, un trabajador comunitario que iba al centro comercial para almorzar, sale de su auto y se cubre en una jardinera. Piensa que están robando un banco. Un guardia de seguridad del centro comercial desarmado se resguarda junto a él. Después ve a cuatro atacantes en la entrada corriendo hacia él, todos con fusiles. "Me di cuenta que era un problema más grande de lo que pensé", dijo. Mulwa escucha un ruido, le han disparado al guardia junto a él en la cabeza. No se vuelve a mover. "Entonces vi al segundo atacante apuntando su fusil contra mí", dijo. Suenan tres disparos y en su mente imagina a su hija de un 1 año. "Le pregunté a Dios, ¿por qué quieres que mi hija pase por esto?". --- Al-Shabab alguna vez controló grandes regiones de Somalia, con una versión dura del islam que exige castigos como lapidar a los adúlteros hasta la muerte. El grupo ha amenazado con vengarse de Kenia desde 2011, cuando un grupo de soldados kenianos entró a Somalia y ayudó a controlar a los milicianos vinculados a al-Qaida. El grupo dijo en un comunicado por correo electrónico tras el ataque que "cualquier parte del territorio keniano es un objetivo legítimo... Kenia debe ser responsabilizada por la pérdida de vidas". Las autoridades creen que el grupo había planeado hace mucho su ataque y había analizado cuidadosamente el centro comercial. "Probablemente habían inspeccionado el centro desde hace tiempo y sabían cuál era el mejor lugar y el mejor momento para atacar", dijo el presidente de la comisión de inteligencia de la Cámara de Representantes estadounidense, Mike Rogers, en un comunicado a The Associated Press. La mayoría de los atacantes están vestidos de civil. Muchos tienen pantalones caqui y camisetas de manga larga. Algunos tienen bufandas de cuadros en el cuello o atadas a su cabeza. Sólo unos cuantos tienen chalecos antibalas. La mayoría llevan fusiles de asalto AK-47 o G3, armas muy usadas en la región y fáciles de adquirir en el mercado negro. Pero algunos de ellos tienen municiones de calibres mayores en sus cinturones, los testigos escuchan aterrorizados disparos armas automáticas. Cuando entran al centro comercial la música de fondo sigue sondando en medio de las explosiones y los gritos. La música de Adele y Ne-Yo se puede reconocer. --- Casino Millonarios 12:57 p.m.: "¿Estás bien???" "Mamá??" "Mamá nos puedes escribir???" - Mensajes de texto que recibió Khan de su hija de 24 años mientras se escondía. --- Estacionamiento, en la azotea del tercer piso, cerca de la 1:30 p.m.: Una joven madre ve a los atacantes disparar. Montones de gente se tambalean, gritando y cayendo cerca de ella. El está tranquilo. Ella está aterrorizada. Sneha Kothari-Mashru, de 28 años, quien trabaja como locutora, espía tras un mechón de su cabello castaño, que puso sobre su cara para aparentar ser una más de las muertas. También se embadurnó el brazo y la ropa con sangre que tomó del cadáver de un adolescente y se quitó sus zapatos azules de tacón. El atacante no grita, recordó Kothari-Mashru, días más tarde. Pocas veces habla, no hay una furia evidente en su expresión. Parece confiado, dice. "Parecía normal". Unos 15 minutos después, Kothari-Mashru ve cómo el atacante habla tranquilamente con una familia. No puede escuchar lo que dicen, pero la mujer está vestida con la ropa de las musulmanas más creyentes. Lentamente los familiares se levantan, alzan sus manos por encima de su cabeza y se alejan. Otros testigos describieron escenas similares. Elijah Kamau, que estaba en el centro comercial durante el ataque, dijo que escuchó cuando los milicianos le decían a un grupo sus planes. "Los atacantes le dijeron a los musulmanes que se levantaran y se fueran, que no corrían peligro", dijo. En su correo electrónico, al-Shabab dijo que los atacantes "realizaron un proceso de selección minucioso en el centro comercial y que habían tomado todas las precauciones posibles para separar a los musulmanes de los kaffir (no creyentes) antes de realizar su ataque". --- Pero esa no es la regla en el ataque. Decenas de musulmanes son heridos y muchos muertos. La mayoría de las veces los atacantes disparan sin control contras las multitudes, sin preguntar sobre su religión. Algunas de las escenas más sangrientas ocurren a pocos metros de donde Kothari-Mashru finge estar muerta. Una competencia de pequeños chefs se estaba realizando en el estacionamiento y decenas de personas -muchos de la comunidad de musulmanes ismailí de Kenia- estaban en las mesas preparadas para eso. Los atacantes ya habían disparado a la multitud en la competencia cuando Kothari-Mashru se escondió cerca. Tras esto las mesas siguieron acomodadas con sus sillas con fundas y sus manteles rojos. Pero alrededor hay charcos de sangre y cadáveres encimados. --- Estacionamiento, azotea del tercer piso cerca de las 3 p.m.: Existe el rumor de que alguien ha encontrado un lugar para esconderse. Kothari-Mashru decide correr. Pero al salir ve a una amiga, con la que se había reunido ese día, herida en el piso. "¿Te puedes levantar?", preguntó Kothari-Mashru. A su amiga le habían disparado tres veces. Ella le sonríe a Kothari-Mashru, pero dice que no se puede mover. Mientras la multitud corre hacia lo que parece ser seguro, Kothari-Mashru se marcha. "Fue horrible", dijo después, tratando de contener las lágrimas "No lo sé, no se podía levantar. No se podía mover, estaba ahí solamente", dijo sobre su amiga. Poco después Kothari-Mashru estaba entre decenas de personas en una escalera trasera corriendo hacia un lugar seguro. Al correr se encontró con su esposo, quien había convencido a dos policías vestidos de civil de ayudarlo a buscarla. Tiempo después la amiga de Kothari-Mashru fue rescatada y atendida en un hospital. --- Casino Millonarios cerca de las 4 p.m.: La policía toca la puerta del casino. Las 10 personas escondidas en el desván son escoltadas por las fuerzas de seguridad. Nunca tuvieron que recitar el credo. --- Westgate cerca de las 6:30 p.m.: Más de 100 personas continúan en el centro comercial al ponerse el sol. Los cadáveres son retirados mientras las fuerzas de seguridad orillan a los atacantes a zonas más reducidas. Mulwa, quien se había escondido en la jardinera, recibió disparos en la pierna y fue hospitalizado. Tras una cirugía le dieron el alta. La crisis termina hasta el martes por la noche, tras duros enfrentamientos, un incendio y la caída de parte del edificio. Entre los muertos está Kofi Awoonor de Ghana, un poeta de 78 años que estaba en Nairobi para un festival literario. Su cuerpo fue enviado el miércoles a Accra, donde cientos de personas se reunieron en el aeropuerto de la capital para recordarlo como un hombre de paz. Uno de sus versos habla de la conciencia de su mortalidad: "Cuando la última noche caiga sobre nosotros, Como cayó sobre nuestros padres, Habremos de retirarnos a nuestro modesto hogar Tierra-segura, seguros De que hemos cumplido con nuestro deber Por nuestra gente; Enfrentamos el reto de la historia Y no tenemos miedo"

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