Bipartidismo para el futuro de Honduras

TEGUCIGALPA, Honduras-- A continuación un vistazo sobre los dos principales candidatos en las elecciones presidenciales: - Xiomara Castro, de 54 años, es la candidata del recientemente creado partido Libertad y Refundación (LIBRE). Su experiencia política se limita a la coordinación de campañas políticas de su esposo, el expresidente Manuel Zelaya, derrocado en junio de 2009. Doña Xiomara, como se la conoce en Honduras, se puso desde el primer momento al frente de las movilizaciones populares que exigían la restitución de Zelaya y se convirtió en una figura popular y respetada entre los partidarios de la "resistencia" al golpe de Estado, germen del actual partido LIBRE. Ha ganado peso específico como candidata y ha logrado imponerse sobre la mediática y carismática figura de su omnipresente marido hasta ser respetada por sí misma con un discurso centrado en la paz y la reconciliación tras la crisis política generada por el golpe. Nunca ha dejado de repetir que si gana, su primera medida será convocar a una Asamblea Nacional Constituyente a través de la llamada a un pacto social con todos los sectores empresariales, políticos y de la sociedad civil del país, para posteriormente pasar por el Congreso y refrendarlo a través de una consulta popular. Logró distanciarse del discurso original de la resistencia al golpe, próximo al chavismo, y ha conseguido moderar y centrar su programa político y económico para desvincularse de propuestas radicales y definir un "socialismo democrático" basado en el acuerdo con el FMI, el diálogo con los empresarios, el respeto a la propiedad privada y la inversión extranjera junto con elementos tradicionales y propios del país como posturas influidas por la religión y contrarias al aborto o a las uniones del mismo sexo. - Juan Orlando Hernández, de 45 años y candidato del Partido Nacional en el gobierno es abogado y subteniente del ejército en la reserva. Comenzó a trabajar en el Congreso de la República en 1990 como asistente y en 1997 fue elegido diputado por primera vez, cargo que ha desempeñado ininterrumpidamente hasta el momento. Es presidente del Congreso desde que el presidente Porfirio Lobo fue nombrado presidente de Honduras en enero de 2010. Ha sido acusado por sus detractores de haber diseñado la mayor concentración de poder en manos de un solo hombre de la historia reciente de Honduras. Afirma representar una nueva generación de líderes jóvenes dentro del Partido Nacional con el objetivo de separarse de la administración a la que pertenece, muy criticada por ser la que presenta los peores indicadores económicos y seguridad de la historia de Honduras. Su campaña ha girado en torno a la seguridad y la polémica decisión impulsada personalmente desde su cargo como presidente del Congreso de sacar a las calles a la Policía Militar creada recientemente. Cuenta a su favor con la movilización de la estructura del Estado y del Partido Nacional, al que ha definido como una "máquina de llevar votos a las urnas". Durante las elecciones primarias del Partido Nacional, incluso quien es hoy su candidato a vicepresidente, el alcalde de Tegucigalpa Ricardo Álvarez, lo acusó de haber cometido fraude para conseguir la victoria. Su lema de campaña ha sido: "Voy a hacer lo que tenga que hacer para recuperar la paz y la seguridad en Honduras".

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