Lo que debes saber
- La actual pandemia de coronavirus ha cambiado la forma en que vivimos nuestra vida cotidiana
- Una iglesia en Stratford, Connecticut, ha llevado su misa a su techo permitiendo un servicio en las alturas, siguiendo las normas del distanciamiento social
- El jueves, la Iglesia Católica Romana de Saint James celebró su misa desde el techo y los fieles feligreses acudieron en masa para ser parte del servicio
CONNECTICUT -- La actual pandemia de coronavirus ha cambiado la forma en que vivimos nuestra vida cotidiana.
A medida que el área triestatal continúa lidiando con la mitigación de la propagación del coronavirus, muchas empresas, organizaciones e incluso casas de culto se vieron obligados a cerrar temporalmente y suspender sus servicios en un intento por detener la propagación del virus. Debido a esto, las iglesias y otras casas de culto recurrieron a la transmisión de sus misas y servicios en línea, lo que permite a los feligreses sintonizar remotamente.
Ahora, una iglesia en Stratford, Connecticut, ha llevado la misa a su techo permitiendo un servicio en las alturas, siguiendo las normas del distanciamiento social.
El jueves, la Iglesia Católica Romana de Saint James celebró su misa desde el techo y los feligreses acudieron en masa para ser parte del servicio. El estacionamiento de la iglesia estaba lleno nuevamente, con feligreses escuchando misa, transmitida en vivo por la radio, dentro de sus autos. Un total de alrededor 35 a 40 autos se alinearon en el estacionamiento.
Sin embargo, el padre Peter J. Adamski tuvo que elegir entre celebrar la misa mientras los feligreses estaban sentados en sillas a 6 pies de distancia o en automóviles. Adamski se decidió por los automóviles y tuvo una visión sobre cómo diría su primera misa.
"En el medio de la noche recordé el último concierto de The Beatles en el techo de Abbey Records, un lindo techo plano, y eso me hizo pensar y dije: 'Sabes, tengo un techo plano en la parte de atrás de mi iglesia'", dijo Adamski.
Noticias
Mientras que la misa se decía en lo alto, la eucaristía se realizaba en el estacionamiento, con estrictas medidas de distanciamiento social.
"Hay mucha ganas de recibir la eucaristía. Han pasado dos meses", dijo Pat Brittingham, de Branford, Connecticut.
Para los católicos que han asistido a servicios virtuales durante meses durante la pandemia, una misa en la vida real estaba era una razón lo suficientemente importante como para asistir.
Los feligreses expresaron su agradecimiento y la emoción de ser parte de un servicio de la iglesia una vez más, incluso si fue un servicio no necesariamento usual.
