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Duerme en su oficina: el alcalde que batalla contra el cáncer y el coronavirus

Es el jefe comunal de Sao Paulo, Brasil, quien trasladó su habitación a su oficina.

Telemundo

SAO PAULO - El alcalde de la ciudad más populosa de América libra un doble combate.

Bruno Covas enfrenta simultáneamente un agresivo cáncer y la emergencia del COVID-19 en Sao Paulo, uno de los municipios brasileños más golpeados por la enfermedad.

Conocidas por acoger asentamientos precarios y ser focos del narcotráfico y grupos paramilitares, las favelas son una de las mayores preocupaciones de las autoridades de Brasil durante la crisis de la pandemia de COVID-19.

En una entrevista concedida a EFE desde el Consistorio municipal, Covas lamenta que sus conciudadanos no estén colaborando lo necesario para cumplir con la cuarentena y censura la actitud del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, por "no estar al lado" de la ciencia.

Covas, con 40 años recién cumplidos y nieto del legendario regidor de Sao Paulo Mario Covas, pasa 24 horas trabajando. Literalmente, porque ha instalado su dormitorio en la propia Alcaldía.

Las fotografías son de un microscopio electrónico de transmisión. Mira el impresionante video.

Su dedicación a los 12 millones de habitantes de la ciudad la intercala con sesiones de inmunoterapia para luchar contra el cáncer detectado a finales de 2019.

Con la ayuda también de la quimioterapia, ya erradicó dos tumores en el aparato digestivo y ahora combate uno en los ganglios linfáticos.

El hombre hace de las suyas en medio de la calle en Río de Janeiro.

La megalópolis brasileña, motor económico de Brasil, ha sido el epicentro del COVID-19 del gigante sudamericano. Allí se detectó el primer contagio a finales de febrero y se certificó la primera muerte a mediados de marzo.

Actualmente son 8,024 confirmados y 563 decesos por el patógeno en la ciudad.

Los entierros de las víctimas de COVID-19 han sido reducidos a un máximo de 10 minutos, mientras que la presencia de familiares ha sido limitada para evitar los contagios.

Vecinos de grandes favelas como Paraisópolis (100,000 habitantes) han contratado a personal sanitario porque dicen que los servicios públicos no llegan allí.

La red pública llega. Los vecinos de allí están contratando para incrementar (la atención médica). Tenemos un trabajo del PSF (Programa de Salud de la Familia) que hace visitas casa por casa en las comunidades más carentes. Hoy ya tenemos un trabajo que se hace allí y que en este momento ellos (vecinos) están ayudando a incrementarlo. Tenemos no solo el PSF. También equipos de la Secretaría Municipal de Salud, que son 1,000 esparcidos por la ciudad de Sao Paulo.

La curva de contagios en Sao Paulo no es tan pronunciada como se esperaba. ¿Qué pronóstico tienen de infecciones hasta mayo?

Si no hubiéramos tenido la contención de circulación de personas en la ciudad de Sao Paulo, tendríamos diez veces el número de muertes y diez veces el número de personas infectadas. Todo lo que ocurre mañana, pasado mañana y la semana que viene depende no solo del número de camas, pero también de que las personas colaboren y se queden en casa. Hay varias curvas, puedes escoger la que tú quieras, pero en realidad va a depender un poco de la colaboración de la población en relación a eso.

¿Y va en buen camino?

Todavía está por debajo de lo esperado, pensábamos que llegaría a un 60 % (tasa de aislamiento social), varía en torno del 50 %. Por eso, todos los días estamos manteniendo el discurso de convencer a las personas de que quedarse en casa no es apenas un asunto de higiene, es un acto humanitario, un acto de respeto al prójimo.

¿Tienen alguna estimativa del número de personas que van a caer de nuevo en la extrema pobreza por la crisis derivada de la pandemia?

Hoy la perspectiva es que haya una retracción de 4 % en el PIB brasileño. Esto significa más desempleo, más personas en condición de indigencia, más personas dependientes del SUS (servicio público de salud), más personas dependientes del sistema público de educación, y es obvio que esto tiene una consecuencia económica muy grande. En la Alcaldía de Sao Paulo, estamos intentando al máximo mantener a las personas empleadas, incluso a los tercializados.

Usted está pasando por un momento complicado de salud. ¿Cómo es su día a día?

Estoy viviendo en la Alcaldía, paso prácticamente todo el día aquí a no ser cuando tengo alguna reunión en el Palacio de los Bandeirantes con el gobernador o alguna agenda del área de la salud o a verificar las obras de los hospitales. También voy al supermercado para poder también comprar comida y traerla aquí. Creo que todo esto es una situación grave, seria, no hay como dejarla de lado y es bueno hasta para mi tratamiento. Dejar la cabeza lo más ocupada posible es bueno.

¿Sigue con su tratamiento normalmente?

La semana pasada hice la tercera sesión de inmunoterapia, ya hice ocho sesiones de quimioterapia. Estas sesiones hicieron desaparecer dos de los tres tumores, sobró uno. Ahora comencé la inmunoterapia después de tres semanas de esta tercera sesión. En dos semanas realizaré una batería de exámenes para poder evaluar los efectos de la inmunoterapia.

¿Lo más lógico no hubiese sido que usted se resguardase y cuidase de su salud en primer lugar?

Yo tengo una responsabilidad, hasta el momento no he tenido que escoger entre esta responsabilidad y mi salud, porque también en todo instante estoy hablando con mis médicos, que me autorizan a tener la agenda que yo tengo, en ningún momento hice algo a escondidas de mis médicos o cualquier cosa que pudiese ser contra mi tratamiento (...) realizo lo que tengo que hacer, usar la máscara, evitar aglomeraciones, lavarme las manos, usar alcohol en gel.

¿Cómo ve la actuación del presidente de Brasil en esta crisis?

Creo que él no está en el mismo lado de la ciencia, de la Organización Mundial de la Salud, de los especialistas y está politizando esta situación, el virus no es de izquierda ni de derecha, él existe y necesita ser combatido.

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