NUEVA YORK - Tarhia Morton y su familia planeaban celebrar un momento especial este año.
Morton se jubiló después de trabajar por 40 años en el Servicio Postal de los Estados Unidos y su hermana cumple 70 años. Ambas iban a celebrar en agosto el cumpleaños de ella en Las Vegas y tenían todo reservado.
Eso fue antes de que el coronavirus cambiara sus vidad y la de muchos residentes de Co-op City, un desarrollo de viviendas cooperativo en El Bronx que ha sido fuertemente afectado por el COVID-19. Además, antes de que su madre se contagiara con el coronavirus y de que los médicos forenses determinaran que su padre no había muerto por el virus después de, según ella, estar en el hospital durante 10 días antes de morir el 27 de marzo.
Asimismo, antes de que el coronavirus cobrara la vida de al menos seis miembros de su Iglesia Protestante Comunitaria.
"Son seis las personas que conozco", dijo Morton. "Alguien más podría haber fallecido, o sus familiares o lo que sea que desconocemos, pero esas seis personas realmente las conocía".
La historia de Morton es común en El Bronx, que ha sido el condado más afectado por el virus en el área metropolitana de la ciudad de Nueva York. Hasta ahora, el virus ha matado a más de 3,100 personas en el condado de 1.4 millones de residentes, en comparación con aproximadamente 1,900 de los 1.6 millones de residentes en Manhattan.
Y dentro de El Bronx, casi ningún lugar ha sido tan golpeado como Co-op City. Los datos publicados por funcionarios de la salud de la ciudad revelaron el lunes que el virus ha cobrado la vida de por lo menos 155 personas que viven en el código postal que cubre este complejo. Eso es aproximadamente 1 de cada 282 residentes.
Según cualquiera de las métricas de Nueva York, el código postal 10475, es una de las comunidades con adultos mayores más grandes de la nación y con una población de más del 92% no blanca. Aquellos que no podían permanecer protegidos en la cooperativa de viviendas a menudo tomaban largos viajes diarios en el transporte público.
Co-op City es el mayor desarrollo residencial individual en los Estados Unidos. Hay alrededor de 43,000 residentes en 35 torres y siete grupos de casas, aunque solo el 20% de la propiedad tiene construcción. El resto son grandes campos de césped con senderos para caminar, un jardín comunitario y su propio campo de béisbol de la Liga Pequeña.
"Esto", dijo el obispo Ángelo Rosario, residente del lugar por 29 años, "es una ciudad dentro de una ciudad".
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"Mostramos afecto porque esta es una gran comunidad, pero todos nos amamos y así sucesivamente", dijo Eric Bowman, quien trabaja en la Iglesia Circle of Christ y abrazó a su compañero residente Eugene Díaz, quien no llevaba una mascarilla, cuando se encontraron una tarde.
Co-op City es una base conveniente para quienes viajan en automóvil. Para aquellos que no lo hacen, simplemente abandonar el desarrollo construido hace 52 años puede ser un viaje.
"No se puede salir de aquí", dijo Marcus Thorpe, un trabajador de mudanzas que maneja envíos internacionales y temía infectar a su abuela de 93 años que vive con él. “Tienes que tomar algún tipo de tránsito para salir. Si no tienes un auto, tienes que subirte a algo. Lo llamo Canadá porque está muy lejos de la civilización".
Thorpe se transporta en autobús y hace transferencia a una camioneta, en un viaje de aproximadamente 90 minutos a Nueva Jersey. El porcentaje de personas que llegan al trabajo en menos de media hora es uno de los más bajos de la nación, según unitedstateszipcodes.org, y a la mayoría les toma entre 60 a 89 minutos.
Rosario, que dirige la Iglesia de los Niños de Dios con su esposa Nancy, está preocupado por el daño que el estrés puede infligir a las personas mayores, debilitando sus sistemas inmunológicos y haciéndolos aún más susceptibles. El jefe de la Fuerza de Tarea para el Clero de El Bronx dijo que ha participado en más de 65 funerales en Facebook para personas de todas las religiones en el condado.
Rosario ha tenido algunos ancianos que le han dicho que quieren morir al sentirse devastados por tener pérdidas de $50,000 o más en sus cuentas de jubilación y una repentina incapacidad para mantener a sus seres queridos.
"Esto está especialmente relacionado con el virus, debido a que antes del virus no tenían ningún problema", dijo Rosario. “La economía era muy buena, les iba bien con sus pensiones, les iba bien con sus 401K y cosas así, sus inversiones y cosas. Sobrevivieron, lo lograron. Intentaban vivir los años dorados".
Los tres centros comunitarios administrados por JASA, una organización de Nueva York que atiende a personas de la tercera edad, fueron clausurados, lo que no solo dificultó que muchos de los 12,000 residentes de Co-op City, de 60 años o más, recibieran comida, sino que también tuvieran que cambiar una parte importante de sus estilos de vida.
Se coordinaron las entregas de comidas y se organizaron despensas de alimentos para alimentar a quienes no podían o tenían miedo de ir a los supermercados.
"Somos una comunidad de trabajo y creo que vamos a recuperarnos", dijo el concejal Andy King. "Somos fuertes. Somos fuertes en El Bronx".
