Lejos de aplacar la indignación de las comunidades inmigrantes que han sido blanco de las endurecidas políticas de inmigranción del presidente Donald Trump, el nombramiento de un refugiado vietnamita para dirigir el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas provocó la ira de los grupos defensores, muchos de los cuales condenaron la medida como hipócrita.
Tony Pham, cuya familia huyó de Saigón, Vietnam en 1975, se desempeñó como asesor legal principal de la agencia y fue seleccionado para suceder a Matt Albence como nuevo director interino.
"El que Pham haya sido un refugiado vietnamita no significa que dirigirá ICE (con humanidad) y que tratará a los inmigrantes y refugiados con dignidad y honrará los derechos humanos que merecen", sentenció en un comunicado a NBC Asian America Tracy La, directora ejecutiva de la organización VietRISE, con sede en California.
"Nombrar a un refugiado como jefe de una agencia que constantemente viola los derechos de los refugiados es una táctica comúnmente utilizada para dividir nuestras comunidades", añadió.
La forma en que Pham enmarca su historia migratoria también perpetúa la narrativa de “buen inmigrante versus mal inmigrante”, dijeron los expertos a NBC. Pham y su familia se convirtieron en ciudadanos una década después de refugiarse en Estados Unidos.
Los defensores temen que Pham adopte un enfoque aún más estricto de la aplicación de la ley para distanciarse, como un inmigrante que había hecho las cosas de la manera "correcta", de los inmigrantes indocumentados y los que perdieron su estatus legal debido a una condena.
Mientras que algunas organizaciones prefieren ser cautelosas y esperar a ver cómo se desarrolla la aplicación de las leyes de inmigración bajo el liderazgo de Pham, una amplia coalición de activistas de inmigración estiman que la agencia está sujeta a un agenda política más allá del control del nuevo director internino pese a que este tiene discreción para reformar ciertas prácticas cuestionables.