Orinar y tomar alcohol en público dejan de ser ofensa criminal

NUEVA YORK – La ciudad de Nueva York no realizará más arrestos de personas que orinen, consuman bebidas alcohólicas o escuchen música alta en público.

La medida fue aprobada el año pasado y se comenzó a implementar este martes.

Pero, pese a esto las multas por cometer estos delitos te dejarán sin ganas.

El cambio es el resultado de la controvertida Ley de Reforma de la Justicia Penal del Concejo Municipal, que permite a los infractores que han sido citados por esos y otros delitos de bajo nivel enfrentarse a la justicia en audiencias administrativas en lugar de en un tribunal penal.

Los críticos dicen que el cambio quebrantará la teoría de las "ventanas rotas" que comenzó en la ciudad en los años noventa.

Dicha teoría sostiene que la represión de los delitos menores previene delitos más graves.

Los defensores de esta ley afirman que ayudará a 100,000 casos al año del sistema de justicia penal y evitará que los delincuentes menores adquieran antecedentes penales, según reportó el diario New York Post.

Orinar en público es ilegal en todos los estados. Los acusados pueden ser acusados bajo una ley que criminaliza específicamente el acto, o el fiscal puede alegar que el acusado realizó una indecencia pública o culparlo de conducta desordenada.

Un enfoque más severo es culpar a los acusados de una exposición indecente o de maldad pública, que son crímenes que pueden requerir que los acusados condenados se registren como delincuentes sexuales.

Las violaciones de las ordenanzas locales generalmente son castigadas con multas, servicio comunitario o ambas cosas. Una multa típicamente podría ser de $50 a $500, dependiendo de las circunstancias.

De acuerdo al Tribunal penal de Nueva York la multa por orinar en público es de $50.

Las multas por consumo de bebidas alcohólicas en público son de $25.

Una copa ocasional (quizá) no hace mayor daño, pero qué pasa en el organismo cuando se abusa del consumo de alcohol. Aquí te lo decimos.
La teoría dice que la mayor parte de las personas entendemos que si bebes en exceso y durante mucho tiempo tu hígado puede dañarse, pero ¿qué tanto sabes de la relación entre el alcohol y el cáncer?
La verdad, relacionar alcohol y cáncer en la misma oración no es algo que resulte fácil de comprender ni que veamos como una consecuencia natural.
Por ello, recientemente, la Sociedad Americana del Corazón explicó de una manera sencilla cómo el alcohol aumenta el riesgo de padecer cáncer, haciendo énfasis en el tipo de cáncer que puede desarrollarse.
Algunos de los posibles vínculos encontrados entre alcohol y cáncer son los siguientes:
1. Tejidos dañados: El alcohol es irritante y afecta especialmente a la garganta y la boca, que son las zonas que están en contacto directo con él.
El químico irritante daña a las células, que entrarán en función de autorreparación, lo que puede cambiar daños en su ADN.
Al seguir su trayecto por el tubo digestivo, el alcohol llegará al colon y al recto, donde las bacterias pueden convertirlo en etanol o acetaldehído.
El etanol es un compuesto químico del que ya se demostró que causa cáncer en algunos animales.
Además, tanto el alcohol como sus derivados pueden afectar directamente al hígado, y causar inflamación y cicatrices.
2. Daños por efectos químicos: El alcohol actúa como solvente y ayuda a peligrosos químicos, como los que se encuentran en el tabaco, a entrar con mayor facilidad al tracto digestivo.
Esto explica el por qué muchas de las personas que toman alcohol y fuman, son más propensas a padecer cáncer de boca o garganta, que si sólo hicieran una de las dos opciones.
En otros casos, el alcohol retarda la habilidad del cuerpo para descomponer y eliminar algunos químicos dañinos.
3. Desajustes hormonales: El alcohol puede aumentar los niveles de estrógeno, hormona responsable del desarrollo del tejido mamario.
Esto podría conllevar un riesgo en el desarrollo de cáncer de mama.
4. Disminución de nutrientes: El consumo excesivo de alcohol acaba con minerales y vitaminas que necesita el organismo. Uno de ellos es el folato, que es una forma de ácido fólico.
El alcohol reduce la habilidad de las células para absorber la vitaminas de los alimentos que ingerimos.
5. Efectos en la conducta: El consumo excesivo de alcohol se percibe en un coto plazo en falta de coordinación, concentración, cambios de humor y juicio, entre otros.
Esto porque el alcohol inhibe las funciones de la región frontal del cerebro y eso se traduce en fallas de memoria, de la capacidad de concentración y el autocontrol.
6. Daños a los órganos a corto plazo: Y no es necesario esperar un largo tiempo para saber que el alcohol está provocando daños a la salud. En el hígado, por ejemplo, se traducen en náuseas, vómitos y dolor de cabeza.
En el riñón, no es necesario llegar a la diálisis. El alcohol hace que se elimine más agua de la que se ingiere y eso hace que los riñones busquen el líquido en otros órganos.
En el estómago, aumenta las secreciones ricas en ácidos, que en exceso causan erosiones en la mucosa del estómago producidas por el etanol. Esto da lugar a las molestas agruras, que en ocasiones son tan fuertes que “queman” hasta la garganta.
En la piel, el alcohol aumenta el flujo de sangre, por lo que presenta más sudoración.
En el corazón, provoca un aumento en la actividad cardiaca y aceleración del pulso, duele la cabeza y lo único que quiere quien tiene esos síntomas es descansar, con los ojos cerrados y un paño fresco sobre ellos.
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