Madre intenta evadir deportación refugiándose en iglesia

NUEVA YORK – Con el rostro empapado en lágrimas, Nury Chavarría preparaba las maletas para cumplir con la orden de deportación que le daba plazo hasta el jueves para abandonar el país. La frustración y la impotencia se apoderaron de la madre, quien ha vivido por 24 años en Estados Unidos.

Chavarría, un residente de Norwalk, Connecticut emigró a los 19 años de su natal Guatemala en 1993. La mujer presentó ante autoridades migratorias una petición de asilo poco después de llegar al país, la cual fue denegada, lo que la puso en deportación sin tener antecedentes criminales y con cuatro hijos ciudadanos americanos.

La madre permaneció en Estados Unidos aunque tenía una orden de deportación en su contra, pues se negaba a renunciar al sueño americano al lado de sus cuatros hijos.

El jueves tendría que abordar un avión que la llevaría a Guatemala, pero el caso dio un giro inesperado, pues Chavarría se ha convertido en la primera indocumentada en nuestra área que se refugia en una iglesia para evitar la deportación.

“Fuimos informados de que Nury Chavarría ha optado por buscar refugio en una iglesia santuario local”, dijo el abogado que la representa, Sidd Sinha.

Sinha continuará representando a la madre ante el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés); sin embargo, ella también cuenta con consejería legal de la Iglesia de Dios Pentecostal.

Los defensores dijeron que Chavarría ha acudido a sus citas con agentes de ICE desde 2011 y que cada año ha obtenido la aprobación para permanecer en el país.

La guatemalteca ha pedido clemencia a las autoridades de inmigración, argumentando que no tiene récord criminal y que paga sus impuestos como trabajadora de limpieza. La mujer espera que estos factores la ayuden a evadir su deportación, como parte de las políticas impulsadas por el presidente Donald Trump.

Precisamente fue en enero, cuando Trump llegó a la Casa Blanca, cuando ICE informó a Chavarría que tendría que empacar y dejar su vida atrás, pues sería deportada.

“Les he dicho que no soy una criminal. Soy sólo una madre con cuatro hijos. Ellos son ciudadanos estadounidenses. Yo quiero estar aquí y mantener a mi familia junta”, expresó Chavarría con evidente dolor.

Mientras que Chavarría porta un grillete electrónico de ICE en el tobillo, el cual monitorea todos sus movimientos, su hija de 9 años lucha para que se quede.

La niña ha enviado un mensaje contundente al presidente Trump.

“Por favor, deja que mi madre se quede, porque ella tiene cuatro hijos y yo soy una de ellos y realmente quiero que ella este aquí”, dijo Hayley Chavarria.

El abogado de New Haven, Glenn Formica, y grupo de activistas Connecticut Shoreline Indivisible, están luchando para salvar a Chavarría de la deportación.

“No tiene sentido forzar a Nury a dejar a sus cuatro hijos para que se convierten en dependientes del Estado”, dijo Formica.

“Nury Chavarría aceptó la deportación voluntaria ante un juez federal de inmigración en 1998, y falló en cumplirla, seguido de su orden final de deportación en 1999. En 2010, la agencia aplazó su deportación por un año por razones humanitarias”, dijo ICE a nuestra cadena hermana NBC News. “Como parte de un ejercicio actual de discreción, la agencia le ha permitido permanecer libre de custodia mientras finalizaba sus planes de salida. La agencia continuará monitoreando de cerca su caso para asegurar el cumplimiento de la misma”.

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