Amina Kalo fue una de las últimas yazidíes en salir de Al Baguz, el que era el último reducto del grupo terrorista ISIS en Siria. Ahora le espera un largo camino por carretera para volver a su hogar, del que fue secuestrada por los extremistas hace cinco años junto a otras miles de personas.
Forzada a convertirse al islam, mantiene el velo azul acorde con el color de sus ojos penetrantes, cuya mirada se fija mientras relata el infierno que ha vivido desde la localidad de Amuda, fronteriza con Turquía.
"Nos quedamos en Al Baguz durante siete días bajo los bombardeos. Esperamos a que nos sacaran de allí, pero nadie vino a ayudar", cuenta a Efe esta mujer de 42 años en la Casa Yazidí, el único refugio en todo el Kurdistán sirio para acoger a los miembros de esta minoría religiosa rescatados de las garras de ISIS.
Amina, procedente del pueblo iraquí de Kocho, es una de los cerca de 7,000 mujeres y niños secuestrados por los radicales en agosto de 2014 en la comarca de Sinyar, en el noroeste de Irak y cuna de esta reducida comunidad ancestral cuya religión se basa en el zoroastrismo.
De ellos, unos 3,000 siguen en paradero desconocido desde que fueron raptados por ISIS hace más de cuatro años, cuando el grupo radical irrumpió en Sinyar y también asesinó a 5,000 hombres y provocó el desplazamiento de centenares de miles de personas, en un ataque considerado un genocidio por la ONU.
"Estuvimos en Al Baguz con varias familias de yihadistas. Pedimos salir con esas familias, pero los yihadistas nos dijeron que nos iban a entregar después de entregar a sus familias", relata sin un ápice de movimiento en su rostro.
Asegura que finalmente decidió irse con otros yazidíes hasta llegar al monte de Al Baguz, donde se atrincheraron los extremistas durante los últimos días de la batalla, tras perder el control de esa localidad a manos de las Fuerzas de Siria Democrática (FSD), una alianza armada liderada por kurdos que expulsó al EI de todos sus dominios en el norte y el este de Siria.
Local
Amina relata que su grupo fue alcanzado por un mortero y murió un niño; entonces pidieron a uno de los yihadistas que les llevara hasta las posiciones de las FSD, que los recibieron y evacuaron de Al Baguz.
Amina jura que solo desea volver a casa para reunirse con sus allegados tras cinco años de secuestro en los que tuvo que hacer "trabajos difíciles", sin dar más explicaciones de sus tareas bajo el yugo de los extremistas.
Otras dos yazidíes rescatadas, llamadas Bateza Hiso y Khala Ismail, la acompañarán en el camino de vuelta.
Las mujeres de esta comunidad han sufrido abusos de todo tipo por parte de ISIS. Convertidas en "esclavas sexuales", fueron vendidas a un alto precio a todo aquel terrorista que podía pagarlas.