David Sweat será sentenciado tras audaz escape de cárcel

El asesino convicto comparecerá en corte este miércoles.

NUEVA YORK - El prisionero, David Sweat, quien escapó de una cárcel de máxima seguridad en Nueva York, será sentenciado este miércoles en una corte de Nueva York.

Sweat, de 35 años, se declaró culpable de tres cargos que le fueron imputados tras escapar el pasado 6 de junio junto a otro reo, Richard Matt, de 49 años. Cada uno de los cargos conlleva una pena máxima de siete años cada uno.

Se espera que el asesino convicto se presente a la corte de Clinton County Court en horas de la mañana.

Matt resultó muerto a tiros en la localidad de Malone, a unas 40 millas de la prisión y a 20 de la frontera con Canadá.

Las autoridades de Nueva York capturaron a Sweat dos días después, el 28 de Junio, cerca de la frontera con Canadá.

Durante su captura, el asesino convicto y prófugo recibió varios disparos por parte de la policía. Sweat fue luego ingresado al Centro Médico Alice Hyde en Malone, Nueva York.

La captura se produjo más de tres semanas después de que Sweat y Matt escaparan de la cárcel de Dannemora, en Clinton.

Los investigadores creían que ambos fugitivos intentarían cruzar la frontera, pero ambos afortunadamente las autoridades pudieron localizar a los convictos justo a tiempo.

Más de 1,300 agentes del orden estuvieron registrando varias localidades de Nueva York durante la cacería.

La exhaustiva búsqueda comenzó cuando Matt y Sweat escaparon del sector de máxima seguridad de la cárcel de Dannemora, en Clinton, en un sofisticado y descarado plan, en el cual los reclusos perforaron las paredes traseras de sus celdas con herramientas eléctricas.

Dos empleados de la penitenciaría fueron arrestados en relación con el escape.

Joyce Mitchell, quien laboraba como instructora en la sastrería de la prisión, fue detenida el 12 de junio y acusada de promover el contrabando en la cárcel y de facilitar una hecho criminal.

Según los investigadores, ella pensaba conductor el vehículo para la huida de los reos, pero se desanimó.

Un guardia del presidio, Gene Palmer, fue posteriormente arrestado y acusado de promover el contrabando en la cárcel, manipular pruebas físicas y mala conducta oficial.

Palmer dijo a la policía que permitió a los reclusos salir de sus celdas y les dio suministros, pero no se le ocurrió que escaparían.

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