Con toda la fiebre que se ha desatado por el Powerball, que este sábado sortea con un premio de $825 millones, bien vale repasar qué ha pasado con algunos de los ganadores de la lotería.
Dicen que el dinero no puede comprar la felicidad. De hecho, ganarse la lotería puede terminar en una completa tragedia o en una historia totalmente distinta a la soñada.
Aunque no todos los afortunados que ganan la lotería tienen un final triste, sí se han conocido casos en todo el mundo de ganadores a los que el dinero solo les trajo tragedias.
Uno de los casos más conocidos en Estados Unidos es el de Abraham Lee Shakespeare, quien fue asesinado por su propia novia luego de ganarse $30 millones en Florida en 2006.
Dorice Donegan Moore, de 49 años, lo convenció de transferirle todos sus bienes y poco después Shakespeare desapareció. Su cuerpo fue encontrado con dos disparos en el pecho y escondido debajo de un pedazo de concreto en el patio trasero de una casa que su novia había comprado.
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Moore fue condenada a cadena perpetua por este asesinato.
En Georgia, Craigory Burch, de 20 años, fue asesinado a tiros frente a su novia y uno de sus hijos por alguien que entró a su casa en 2016 meses después de ganar $400,000 del "raspadito" Fantasy 5.
El joven fue asesinado a manos de ladrones descritos como tres sujetos enmascarados abrieron la puerta de su vivienda de un disparo de escopeta.
Otro caso conocido es el de Urooj Khan, un inmigrante de la India que murió al día siguiente de ganar $1 millón en Chicago en 2012. Poco después se confirmó que el hombre tenía cianuro en su cuerpo, pero no se conocen detalles posteriores.
Sus planes con el dinero eran pagar las deudas y la hipoteca de su casa. A 10 años de su muerte, su muerte sigue siendo un misterio y hasta ahora no ha habido ningún arresto.
La historia de Jeffrey Dampier no fue muy diferente. Ganó $20 millones en la lotería de Illinois y pronto comenzó a tener problemas familiares.
Su cuñada, Victoria Jackson, se confabuló con su novio para secuestrarlo y juntos le dispararon mortalmente. Jackson y su pareja fueron sentenciado a cadena perpetua por su homicidio.
Entre todos los ganadores quien parece haber cargado con la peor parte fue Jack Whittaker, quien ganó $315 millones del Powerball y si bien destinó mucho del premio a la caridad, pronto comenzó a tener problemas con la ley.
Después se divorció, le robaron cientos de miles de dólares, se volvió alcohólico y asignó una mesada de $2,100 semanales a su nieta. El dinero presuntamente fue usado por la joven para comprar drogas, con las que sufrió una mortal sobredosis.
Luego su hija también murió por causas desconocidas. Jack Whittaker dijo que hubiese deseado romper el ticket y nunca haber recibido el premio. El hombre murió en 2020 a los 72 de una enfermedad.