NUEVA YORK – Los trabajadores del volante volvieron a las calles para protestar por lo que considera un crisis de seguridad en la industria, esto tras la brutal golpiza que recibió uno de los suyos la semana pasada. Los taxistas están cansados de ser presa de los pasajeros que, no conformes con no pagar el viaje, los amenazan con armas de fuego o a punta de chuchillo.
La semana pasada, Marcos Rivera, de 67 años, no imaginó que su pasajero terminaría apuñalándolo en el cuello en medio de un robo en El Bronx. El sospechoso fingió que llamaba a alguien para que pagara por el viaje cuando atacó repentinamente al padre y abuelo.
Rivera logró salir del vehículo y se tiró al suelo clamando por ayuda, cuando al sospechoso tomó el control y escapó. Finalmente la policía recuperó el automóvil a unas cuadras del violento incidente.
“Me siento impotente, abandonado porque somos trabajadores públicos tenemos familias”, dijo George Marchant, un taxista que participó en la protesta. “Uno se queda con la cara blanca porque no voy a arriesgar mi integridad física por $20 dólares”.
Fardando Mateo, director de la Federación de Taxistas del estado de Nueva York, dijo que por lo menos dos de cada diez viajes terminan en robo.
“Hay una crisis, se van y no pagan, es un robo de servicio, por lo menos de cada 10 trabajos dos se van”, afirmó Mateo. “(los taxistas) están siendo agredidos, apuñalados, baleados para robarles lo que tienen. Pedimos un cuerpo elite que se encargue de salir a las calles e investigar”.
La mayoría de los trabajadores del volante sin medallón son hispanos, según la Federación. Muchos de ellos indocumentados.
