Stonewall, el antes y el después del orgullo LGBTQ

En conmemoración de esta lucha y victoria, nuestro Allan Villafaña visitó el Village con el activista Sami Namir y nos presenta un reportaje especial este viernes.

NUEVA YORK – El Stonewall Inn, en el Greenwich Village, el germen del orgullo LGBTQ que se remonta a la noche del 28 de junio de 1969, cuando una redada del Departamento de Policía de Nueva York desembocó en disturbios de varios días, decenas de arrestos y el nacimiento de un movimiento que alcanzó proporciones globales.

Los disturbios en el icónico establecimiento no fueron los primeros en la década de 1960 en una Gran Manzana, que mantenían en la sombra a la comunidad LGBTQ y su tímido clamor por sus derechos civiles.

Sin embargo, la resistencia de esa noche veraniega del 28 de junio fue el catalizador de un movimiento contundente que un año después convocó la que acabaría siendo la primera marcha del Orgullo Gay para conmemorar aquella rebelión y condenar la brutalidad policial, un hecho por el que se disculpó 50 años después el comisionado del NYPD, James O’Neill.

“Lo que ocurrió no debió haber ocurrido, las acciones del NYPD fueron un error”, declaró O’Neill en una rueda de prensa a principios del mes. “Los actos y las leyes eran discriminatorios y tiránicos y, por ello, me disculpo”.

Antes de los disturbios de Stonewall, todos los estados, a excepción de Illinois, penalizaban el sexo homosexual consentido entre adultos en el ámbito privado. Cualquier persona homosexual podía ser acusada de “crimen” o llegar a pasar entre 5 y 20 años en prisión, incluso encaraban condenas vitalicias.

En 1971, un año después de la primera marcha, una veintena de estados se rehusaban a abolir las leyes que permitían el arresto de homosexuales por esa razón. Para entonces, la castración, la terapia emética, la hipnosis, la terapia de electrochoque y las lobotomías eran las “terapias” comunes empleadas por los psiquiatras para intentar "curar" la homosexualidad.

La homosexualidad fue considerada en el país una enfermedad mental hasta 1973 y, en Nueva York, que se convirtió años despúes en el epicentro de la lucha, los tratamientos con descargas eléctricas no fueron abolidos de manera oficial hasta ese mismo año.

Además, las relaciones homosexuales, las muestras públicas de afecto y vestirse con ropa de sexo opuesto estaban prohibidas.

Aunque la comunidad LGBTQ ha logrado un progreso monumental en la defensa de sus derechos, la lucha no cesa, pues aún existe una gran brecha por cerrar.

Wyoming y otros cuatro estados carecen de una ley que penalice los crímenes de odio. Además, en otros 15 estados, estas leyes no cubren específicamente a quienes se convirtieron en víctimas por su orientación sexual, denuncia la organización Human Rights Campaign.

En conmemoración de esta lucha y victoria, nuestro Allan Villafaña visitó el Village con el activista Sami Namir y nos presenta un reportaje especial este viernes.

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