NUEVA JERSEY – Durante la última década, la inmigrante ecuatoriana Myriam Torres se ha dedicado a proveer alimentos a sus vecinos más necesitados, convirtiéndose así en una faro de esperanza en las calles de East Orange, Nueva Jersey.
“Pienso que lo más doloroso es que una persona se acueste sin comer”, dijo Torres, quien ofrece su ayuda y sus guisos con la esperanza de que otros se sumen a la noble tarea de alimentar a las familias que sufren inseguridad alimentaria.
La cocina de Myriam es el santuario donde los alimentos también nutren el alma, pues aquellos que los reciben saben que no están solos, que hay buenos samaritanos dispuestos a compartir su propio pan para erradicar el hambre.
Myriam cocina para saciar hasta unas 20 personas y sus platos de arroz humeante son el único alimento en el día para muchos.
La buena samaritana dijo que las delicias que prepara guardan un ingrediente indispensable: amor por sus prójimos.
“Amor, no puede haber mejor ingrediente que hacerlo con amor”, comentó la cocinera querida por todos en East Orange.
Pero además de amor, Myriam también agrega bondad ilimitada, ya que ella costea los gastos de cada ingrediente, la preparación y hasta la entrega.
“Dios da, yo no tengo dinero pero no es tampoco un gasto enorme que se hace”, comentó Torres, convencida de que cualquiera puede aportar un grano de arena contra el hambre.
“Es una bendición grande porque aquí se sufre, no es fácil conseguir una comida”, dijo una de las favorecidas.
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“Muy bello, precioso el gesto de ella, que Dios la bendiga”, comentó otro comensal.
Torres dijo que continuará su labor por muchos años más con la meta de que sus vecinos también ofrezcan comida a los que más la necesitan.
