NUEVA YORK - La organización sin fines de lucro City Living NY se ha convertido en faro de esperanza y refugio seguro para jóvenes que han alcanzado la adultez y que ya no son elegibles para permanecer en hogares de acogida.
La organización se dedica a proveer servicios y recursos a estos jóvenes para evitar que caigan en el desamparo y para que logren concretar sus objetivos personales y alcanzar sus sueños. El gran objetivo implica formarlos para que se conviertan en adultos estables y autosuficientes. Los servicios incluyen educación y capacitación laboral.
Al cumplir los 21 años, estos jóvenes están expuestos a desamparo, desempleo, inseguridad alimentaria y difícil acceso a la educación, sin embargo, muchos han logrado cambiar la incertidumbre por un futuro prometedor. Es el caso de Valeria Morales, de 24 años, quien recibe ayuda de la organización.
“Ellos te enseñan a vivir solo y te preparan para ser independiente”, comentó.
Valeria entró al programa de hogares de crianza cuando tenía solo 13 años, época que recuerda como años desafiantes.
Gracias a los servicios de la organización, ahora Valeria tiene su propio apartamento en El Bronx y la estabilidad que tanto ansiaba en la vida.
“Ellos eran como mis padres también, porque me ayudaron. Yo no tenía esa ayuda, yo tenía que luchar por lo mío sola”, dijo Valerie, quien recibe ayuda de la organización hace cuatro meses.
Local
Liz Northcutt, fundadora de la organización, explicó que uno de cada cuatro jóvenes que sale del programa de cuidado de crianza, en tres años termina desamparado.
Por ello, la labor de la organización comienza cuando el cuidado de crianza termina.
Todos los muebles, utensilios de cocina, cortinas, sábanas y hasta las colchas que Valeria tiene en su casa fueron donadas por la organización, cuyo equipo también la ayudó a conseguir l apartamento de Sección Ocho, que hoy finalmente llama hogar.
Durante casi 10 años, Valeria vivió en distintos hogares de crianza y luego en un albergue de transición. su anhelo siempre fue tener un lugar propio y hoy ese sueño es una realidad gracias a la visión de una trabajadora social cuyo propósito era asistir a jóvenes que no cuentan con el apoyo de sus padres.
“Todos nuestros jóvenes mantienen sus hogares y realmente es porque nosotros somos adultos que nos importa y estamos ahí para ayudarlos a navegar en el proceso de la madurez”, comentó Northcutt.
