Millones admiran el gran salto

ROSWELL, Nuevo México.- Félix Baumgartner se paró calmadamente en la portezuela de una cápsula suspendida sobre la Tierra, preguntándose si sobreviviría mediante un Tweet que envió de su cuenta personal.

Veinticuatro millas abajo, millones de personas le acompañaron, mirándole en internet y maravillándose ante la maravilla del momento.

Segundos más tarde, saltó de la cápsula en una caída libre hacia el desierto de Nuevo México, viéndose como un punto blanco diminuto en medio del cielo azul. Millones le observaron casi sin respirar mientras rompía la barrera del sonido y nueve minutos más tarde aterrizaba a salvo en paracaídas, para ser el primer hombre que rompe la barrera del sonido con su cuerpo en el mundo.

"Cuando estaba allá arriba, encima del mundo, uno se siente muy humilde. No piensas más en romper récords, si en colectar datos científicos", dijo Baumgartner el domingo luego del salto. "Lo único que te preocupa es regresar con vida".

En esos minutos espectaculares, el salto, meticulosamente preparado se volvió algo más que la búsqueda de un récord. Era una mezcla, compartida colectivamente, de los pasos de Neil Armstrong en la Luna y los famosos saltos en motocicleta de Evel Knievel.

Fue parte maravilla científica y parte programa televisivo de proezas. El acto fue transmitido en vivo por internet y capturó la atención mundial en un domingo tranquilo.

Transcurrió sin que ninguna cadena televisiva estadounidense lo transmitiese en vivo, aunque los organizadores dijeron que más de 40 canales televisivos en el mundo -incluido el canal de televisión por cable Discovery- mostraron las imágenes de la web.

En su momento pico, el salto atrajo ocho millones de espectadores simultáneos en YouTube, dijeron funcionarios del portal.

Más de 130 medios digitales mostraron el acto, dijeron los organizadores.

El salto se produjo en un momento de pausa en la exploración espacial, el mismo día en que el transbordador Endeavour se desplazaba lentamente hacia el museo de Los Angeles donde se pasará su retiro.

Baumgartner, un austríaco de 43 años, alcanzó una velocidad de Mach 1,24 (1,342 kilómetros por hora), de acuerdo con datos preliminares, y se convirtió en la primera persona en romper la barrera del sonido sin viajar en un avión a chorro o una nave espacial. La cápsula en la que se elevó alcanzó una altura de 128,100 pies sobre la Tierra, llevada por un globo de helio.

Al aterrizar de pie en el desierto, el hombre conocido como "el intrépido Félix" alzó los brazos en señal de triunfo, ante los vítores de amigos y espectadores jubilosos que siguieron el salto en un centro de mando. Entre ellos estaba su madre, Eva Baumgartner, que lloró abrumada por la emoción.

"A veces tenemos que subir muy alto para entender lo pequeños que somos", dijo Baumgartner a reporteros en las afueras del control de misión.

Contáctanos