Michoacán envuelto en mar de sangre

La situación en Michoacán está cada vez peor, la misma iglesia católica nombró a la ciudad como un “estado fallido” y ahora, las autoridades buscan medidas drásticas para devolver la paz al Estado infestado con los narcotraficantes y grupos delictivos.

Ahora, cientos de militares marinos y policías federales resguardan Lázaro Cárdenas, ya que dicho lugar es considerado la “mina de oro” de los Caballeros Templarios.

El gobierno anunció el lunes que las tropas patrullarán el puerto más grande del país en términos de volumen de carga y donde ha habido grandes incautaciones de precursores químicos utilizados para fabricar metanfetaminas.

Luis Antonio Torres González, líder de un grupo de vigilancia civil en el poblado de Buenavista, dijo estar dispuesto a darle al gobierno una semana para que cumpla sus promesas de frenar el cártel.

Pero dichas promesas no son cosa nueva para los michoacanos que viven atemorizados por las altas cifras de asesinatos, secuestros, entre otros crímenes. Reportes indican que en lo que va del año, han muerto al menos 220 personas vinculadas a este problema, 280 han sido levantadas, 238 desaparecidas y más de 3,000 familias han sido desplazadas.

Son esas cifras las que obligaron a las llamadas autodefensas a hacer una marcha hasta la ciudad agrícola de Apatzingán, el bastión central del cártel seudorreligioso que desde hace años ha dominado en Michoacán.

La ofensiva desató enfrentamientos que dejaron al menos cinco muertos y cientos de miles de personas sin electricidad.

La alza en la seguridad en Lázaro Cárdenas será sólo el principio de una larga lucha, ya que el mismo secretario de gobernación reconoció que terminar con la violencia en Michoacán y otras entidades, no era una tarea fácil pero dijo que lo lograría con mejores policías, funcionarios y con la participación ciudadana.

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