Andrew Cuomo

¿NY pudo anticiparse a la crisis de salud? El estado cuenta con una guía sobre pandemias desde 2006

La guía vaticinó que era probable que una enfermedad similar a la gripe enfermaría a un gran número de personas y que abrumaría el sistema de atención médica.

Telemundo

Es un documento casi desconocido, pero existe desde hace 14 años. El estado de Nueva York ya contaba con una guía sobre pandemias mucho antes de que el término “coronavirus” ingresara al léxico mundial y alterara la cotidianidad de una de las economías más poderosas. 

El gran objetivo del documento es orientar al Gobierno y a los funcionarios de salud en la planeación de una respuesta estructurada y calculada para la eventualidad de una pandemia poco grave como la gripe H1N1, cuya sintomatología leve apenas generó una tasa de hospitalización bastante baja, o una crisis devastadora, como la actual pandemia de COVID-19.

El gobernador Andrew Cuomo ha sido elogiado en amplitud por los neoyorquinos por lo que se considera el manejo sensato y oportuno de la crisis de salud, aunque también fue blanco de una demanda colectiva y fuertes cuestionamientos de los enfermeros y médicos del sistema de hospitales públicos, quienes junto a su sindicato denunciaron la escasez de equipo de protección. 

La pregunta ahora es si el gobierno neoyorquino tuvo en sus manos con suficiente antelación una herramienta valiosa para evitar que la crisis de salud alcanzara la magnitud actual. 

El Plan de Preparación y Respuesta ante una Pandemia, creado en 2006, predijo que el sistema de salud del estado se vería abrumado en tal situación, y destacó dos necesidades vitales: una reserva estatal sólida y actualizada de equipos de emergencia y equipo de protección, y un mecanismo para expandir de forma acelerada la cantidad de camas de hospital disponibles.

El documento, redactado por el Departamento de Salud del estado, tiene su raíz en los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001. El gobierno federal financió esfuerzos estatales y locales destinados a proteger al país de una amplia variedad de amenazas, desde terrorismo hasta huracanes, bioguerra y brotes de enfermedades infecciosas. Nueva York utilizó el dinero para abordar una posible pandemia, según reportó ProPublica en un amplio reportaje. 

La guía vaticinó que era probable que una enfermedad similar a la gripe enfermaría a un gran número de personas y que abrumaría el sistema de atención médica. Además, dado que los brotes podrían ocurrir de forma simultánea en todo el país, las localidades tendrían que depender de sus propios recursos para contener la enfermedad. El documento señaló que los trabajadores de la salud y los socorristas tendrían un alto riesgo de contraer la enfermedad, lo que podría dificultar la respuesta del sistema de salud.

La guía plantea una serie de problemas, desde una autorización legal para imponer límites a eventos públicos (distanciamiento social) hasta la creación de un "sistema de comando" (parte del plan actual de reapertura) que coordinaría los esfuerzos de una variedad de agencias estatales; no obstante, hay pocos detalles sobre lo que los funcionarios deben hacer para prevenir o mitigar las posibles calamidades que predijo el informe.

El documento, que es más una guía basada en las recomendaciones de los CDC que un libro de instrucciones paso a paso sobre cómo lidiar con una pandemia catastrófica, solo dice que corresponde a los hospitales y a las autoridades locales desarrollar planes que conviertan en realidad la visión de la guía para asegurar camas de hospital y proteger a los trabajadores de salud y a los socorristas. 

El Departamento de Salud del estado han dicho que el plan fue útil en 2009 durante la pandemia de H1N1, una amenaza que resultó ser menos dañina de lo que se temía, y que desde entonces se ha actualizado de forma regular. Los funcionarios de salud habrían estado participando desde entonces en una variedad de simulacros con autoridades federales y locales destinados a prepararse mejor para una pandemia.

La guía de 2006 también plantea que se deben promulgar métodos de contención en la comunidad, como el cierre de escuelas y cancelar reuniones públicas, una vez que se confirme la  "transmisión de la enfermedad de moderada a extensa en el área". 

¿EL ESTADO PUDO PLANEAR UNA RESERVA DE RESPIRADORES DESDE 2015?

El presidente Donald Trump insiste en que el estado de Nueva York tenía la capacidad de comprar 15,000 respiradores hace años, en referencia a la guía VENTILATOR ALLOCATION GUIDELINES creado en 2015 por la Fuerza de Trabajo del Departamento de Salud. 

Ese informe señala que con la actual reserva, el estado no estaría preparado para una pandemia comparable a la de 1918, en el peor de los casos. 

Sin embargo, es poco realista que el gobierno local o estatal, incluso el federal, invierta fondos en suministros ante la posibilidad de que ocurra una crisis devastadora mundial. 

Sin embargo, en el pico de la crisis, Cuomo dijo durante sus sesiones informativas diarias que el estado tenía alrededor de 14,000 ventiladores entre los que estaban en uso, los enviados por el gobierno federal y los que permanecían en la reserva estatal.

Para entonces, la Reserva Nacional Estratégica acumulaba apenas 16, 600 ventiladores, pese a que los expertos en salud pronosticaron que el país podría necesitar 750, 000 si la pandemia de COVID-19 se asemejaba a la gripe española de 1918. Esto significa que el gobierno federal tampoco estaría preparado, lo que habría dificultada la ayuda a los gobiernos estatales y locales. 

Además, la guía de 2005-2006 sobre pandemias de los CDC también brinda un panorama similar en antelación a una crisis de salud devastadora. 

LA CIUDAD DE NUEVA YORK TAMBIÉN TIENE UNA GUÍA PREVIA 

En 2006, el entonces alcalde Michael Bloomberg anunció un plan de preparación para una pandemia, en el que advirtió que Gran Manzana necesitaría hasta 9,500 respiradores. Pese a la predicción, solo 500 fueron adquiridos en medio de recortes presupuestarios. 

Catorce años antes de la pandemia de COVID-19, en julio de 2006, Bloomberg trazó un plan de preparación para una pandemia radical ante una agresiva y novedosa cepa de gripe que comenzó por agobiar las regiones de Asia y Medio Oriente. 

El gobierno del estado y de la ciudad en general han seguido esas guías mediante medidas cada vez más restrictivas a medida que la propagación del virus aumentó de forma drástica. 

Si bien la experiencia adquirida puede sugerir que actuar de forma más rápida y planificar con anticipación hubiera sido prudente, el gobernador Cuomo y el alcalde Bill de Blasio han intentado alinearse en gran medida a las prácticas determinadas por los funcionarios de salud estatales y federales, esto al margen de la planificación planteada solo en teoría en los documentos.

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