La MTA retiró toda su flota de vagones R179, un nuevo modelo recién adquirido, tras recibir reportes de que las puertas se abren mientras el tren está en marcha. Ocurrieron al menos dos incidentes durante la temporada de vacaciones, pero ningún pasajero sufrió heridas, según l agencia.
Los vagones fueron fabricados por Bombardier Transportation. La MTA dijo que la empresa había incumplido con plazos establecidos, además de que criticó sus “diseños deficientes y métodos dudosos de construcción”.
Andy Byford, presidente de NYCT, señaló en un comunicado de prensa que se retiraron casi 300 vagones nuevos debido a las fallas del mecanismo de puerta.
"Por precaución, el NYCT retiró todos los vagones modelo R179 para una inspección exhaustiva”, indicó el funcionario.
Byford dijo que se volvieron a colocar los vagones que había sido sustituidos para aminorar el impacto en el servicio.
Una auditoría a Bombardier emprendida el mes pasado por el contralor Scott Stringer sacó a la luz una serie de irregularidades.
"A los pasajeros del subway de la ciudad de Nueva York. que pagaron la factura de 600 millones de dólares por el contrato de la MTA con Bombardier, se les prometió nuevos vagones de tren de última generación que ayudarían a modernizar el ineficiente sistema de transporte público", dijo Stringer. “Sin embargo, todos los vagones que se entregaron hasta ahora fueron retirados del servicio debido a defectos críticos. Es inaceptable en absoluto".
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Una fuente familiarizada con la investigación confirmó a nuestra cadena hermana NBC 4 New York que los incidentes de las puertas que se abrieron mientras el tren estaba en marcha ocurrieron "durante las vacaciones", a fines de diciembre y principios de enero.
En total, 298 autos fueron retirados del servicio el miércoles por la noche. Las líneas afectadas son la A, C, J y Z.
"La MTA ha identificado repetidos problemas con el desempeño de Bombardier y considera el más reciente es inaceptable. Tenemos la intención de responsabilizar a la empresa", expresó Byford.
No obstante, Stringer opinó que la MTA también tiene responsabilidad en la situación.
"La auditoría encabezada por mi oficina expuso cómo este contrato, que se demoró tres años en concretarse, le costó a los contribuyentes millones de dólares más de lo previsto", dijo Stringer.
"Nuestra investigación sacó a la luz una mala administración en la supervisión del contrato por parte de la MTA, reiterados incumplimientos de los plazos y requisitos del contrato, una mala gestión del proyecto y fallas técnicas, defectos estructurales que retrasaron la puesta en servicio de los vagones (...)”, añadió.
A su vez, Bombardier intenta exculparse y acusa a un proveedor externo que, según la empresa, fue el responsable de fabricar el mecanismo de las puertas.
Stringer dijo que los altos mando de la MTA deben administrar y supervisar los contratos de forma más rigurosa antes de que “el tren se descarrile".
