El otoño se acerca dando paso a las temperaturas gélidas del invierno y los dueños de restaurantes vaticinan un crudo panorama. Los ingresos son escasos, pero el alquiler no espera a la vez que el Gobierno de la ciudad sigue sin darles opciones, según denuncian legisladores locales.
El alcalde Bill de Blasio dijo el jueves que su administración está dispuesta a extender el programa de comida en el exterior más allá de la fecha límite actual del 31 de octubre.
"Intentamos tener la perspectiva de la industria del restaurante, cuánto interés hay en continuar (con el programa)", dijo el mandatario.
Pero los dueños de restaurantes demandan que el servicio de comida en el interior sea restaurado, puesto que las temperaturas extremas inhibirán la afluencia de clientes.
El gobernador Andrew Cuomo reiteró su posición el jueves: el riesgo de propagar el coronavirus es demasiado alto para reabrir por completo los restaurantes de la ciudad.
"Estamos monitoreando la situación, recalibrando la situación, se rige por la ley estatal, como todos ustedes saben muy bien", dijo el mandatario en una conferencia telefónica. "Tomaremos una determinación en el momento apropiado".
Tanto De Blasio como Cuomo se mantienen reacios a autorizar el servicio en el interior.
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Además, Cuomo ha encabezado una ofensiva contra los restaurantes y bares del área de la Ciudad de Nueva York que violan las medidas sanitarias.
La Autoridad Estatal de Licores y el grupo de trabajo de la policía estatal realizaron 1,000 visitas solo el miércoles, lo que derivó en multas a dos establecimientos, un número diario bajo en contraste con las violaciones emitidas al principio de la campaña.
"Es mucho mejor de lo que había sido", dijo Cuomo. "Los establecimientos están recibiendo el mensaje: 'acaten la ley'".
La senadora Jessica Ramos, junto a 24 legisladores estatales, envió en días recientes una carta a la Autoridad Estatal de Licores ayude a los restaurantes en lugar de perjudicarlos.
