NUEVA YORK - El jefe del sindicato de los trabajadores de emergencias del FDNY señaló el miércoles que el gobierno de la ciudad se prepara para despedir a cientos de socorristas y paramédicos a medida que se agudiza la crisis presupuestaria.
“Incluso con la amenaza de una segunda ola de COVID-19 que se avecina y dos brotes recientes en Brooklyn, Bill de Blasio y su equipo en el Ayuntamiento quieren equilibrar el presupuesto de la ciudad sobre nuestras espaldas, y planean eliminar unos 400 puestos de respuesta médica de emergencia y poner así en riesgo la vida de todos los neoyorquinos", dijo en un comunicado a NBC News, Oren Barzilay, presidente del EMS local 257.
"Ayer, fuimos elogiados como héroes, trabajadores esenciales que salvaron vidas. Hoy, el gobierno de la ciudad nos trata como a ceros. Los neoyorquinos que vivieron esta pandemia mortal saben lo contrario", fustigó Barzilay en su declaración.
El alcalde Bill de Blasio por su parte, en su sesión informativa diaria el jueves, enfatizó que no quería despedir a ningún trabajador de la ciudad. diciendo que ya ha habido demasiados trabajos perdidos.
"Pero estamos llegando al punto en que nos estamos quedando sin opciones", dijo el alcalde.
Un portavoz del Ayuntamiento enfatizó que la ciudad no desea proceder con los despidos masivos.
"Nuestros técnicos de emergencias médicas y bomberos salvan vidas todos los días y estamos trabajando con sus sindicatos para encontrar ahorros de personal para evitar despidos, pero desafortunadamente todas las agencias enfrentarán la pérdida de puestos de trabajo", dijo el secretario de prensa Bill Neidhardt. "Sin fondos federales o la autoridad para pedir un préstamos, los técnicos de emergencias médicas y los bomberos tendrán que ser despedidos".
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El Ayuntamiento señaló que no se han enviado avisos de despidos hasta ahora, y que el diálogo entre los sindicatos y los funcionarios de la ciudad sigue en marcha. La alcaldía recalcó que ningún departamento estará exento de despidos.
El alcalde De Blasio ha dicho que es posible que la ciudad necesite recortar hasta 22,000 empleados mientras lidia con la disminución de las contribuciones del estado y una base impositiva diezmada por las personas que abandonan la ciudad, además de la nula actividad en la industria turística y del entretenimiento.
"Hicimos nuestro trabajo, incluso cuando un gobierno de la ciudad estaba preparado y no proporcionó a estos valientes socorristas médicos e inspectores de incendios el equipo de seguridad adecuado", dijo Barzilay.
"Una persona que sufre un ataque cardíaco o un derrame cerebral o la víctima sangrante de una herida de arma blanca o de arma de fuego no puede permitirse lidiar con la demora (de los socorristas) de cinco a siete minutos que se dará si se lleva a cabo el plan maestro de despido del alcalde", añadió.
Los técnicos de emergencias médicas y paramédicos de la ciudad respondieron a un volumen récord de llamadas en marzo y principios de abril, alcanzando un máximo de unas 6.500 llamadas al día. Y no fueron inmunes al COVID-19, puesto que en el pico de la crisis casi uno de cada cuatro enfermó.
Barzilay dijo que nueve miembros del sindicato habían muerto a causa de COVID como resultado de trabajar durante la pandemia.
