Grandes obras de arte destruidas por accidentes

Bombardeos de la segunda guerra mundial, hundimientos de barcos, aviones que caen, el atentado a las torres gemelas, millonarios que se queman con ellas al morir. El fatídico destino de obras cumbre del arte –y de valores millonarios- que desaparecieron para siempre.

No es solo por los exorbitantes precios que hoy valdrían las obras. Es también porque el corazón de cualquier amante del arte se encoje cuando escucha que un cuadro fue dañado o perdido en un incendio. A lo largo de la historia, las catástrofes se han cobrado numerosas víctimas entre las obras maestras del arte.

Desde la antigüedad a hoy

Incendios como el del Alcazar de Madrid en 1734 acabaron con el edificio y toda su colección de obras de arte: Tiziano, Velazques, DaVinci, Raphael. Lo mismo que en el Palacio Ribeira de Portugal, en el terremoto de 1755 desapareció junto con pinturas de Rubens y Tiziano.

No es cierto que en el Titanic se perdieran pinturas famosas. Pero lo que se si se perdió fue uno de los mejores pintores americanos del momento: el famoso artista Francis David Millet se hundió en el transatlántico.

Es difícil hacer un balance de todo lo que se perdió durante los bombardeos de la segunda guerra mundial, pero es por lejos la mayor pérdida de arte de la historia, no solo por los edificios sino porque no se salvaron de ser objetivos militares ni los propios museos. En especial fue muy triste un bombardeo, en el último mes de la guerra, en el que los aliados destruyeron un convoy con una enorme colección de arte con obras de Coubert, Van Gogh y otros maestros que se trasladaba a unas cuevas en Dresde para protegerlas.

Un mural que Rockefeller encargó al muralista mexicano Diego Rivera fue destruido ya que contenía la cara de Lenin, algo que le multimillonario no pudo tolerar. Un incendio en el MOMA en 1958 acabó con dos pinturas de Monet

La pintura “El Pintor” de Pablo Picasso viajaba en un vuelo de Suissair que se estrelló en Canadá en 1998. En el atentado contra las torres gemelas se perdieron más de 300 dibujos y esculturas de Rodín así como un tapete de Joan Miró y obras de Lichenstein.

Quizás uno de los casos más tristes y famosos es el del multimillonario Ryoei Saito, este acaudalado japonés compró el célebre cuadro de Van Gogh “Retrato del Dr. Gachet” por un record de 82,5 millones de dólares. Más tarde anunció que cuando el muriese quería quemar el cuadro consigo. Desde su muerte nunca se volvió a saber algo del cuadro y los rumores apuntan a que la triste promesa pueda haberse cumplido.

En síntesis, la próxima vez que visites un museo disfruta de cada obra, no sabes cuándo es la última vez que la verás.

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