Manny Díaz recuerda la odisea del caso Elián González

Cuando en el Día de Acción de Gracias de 1999, un niño cubano de casi 6 años llegٗó a Estados Unidos después de haber sobrevivido una travesía en el mar que cobró la vida de su madre, el abogado Manny Diaz se identificó con su historia.

“Soy parte de esa historia. Llegué aquí a los 6 años. Llegué con mi madre, dejé a mi padre en Cuba como preso político, mis abuelos en Cuba. Entiendo esa historia”, dice Díaz.

En enero del 2000, su bufete recibió una llamada para asistir a la familia de Elian en Miami.

20 años después, muchos recuerdan el debate sobre si Elian pertenecía a su padre en Cuba o a sus familiares en Miam., Daz asegura que no era tan sencillo, que antes de la travesía de Elián.

“El padre había discutido con la familia de Miami venir a Estados Unidos. Le había pedido a una de las tía abuelas tramitar la visa para venir a Estados Unidos con su nueva esposa”, dice.

“En mi mente no cabe la menor duda de que esa familia en Cuba quería venir para acá”, agrega.

Pero cuando el rostro de Elian se convirtió en una historia internacional, “entraron muchos factores políticos que destruyeron esa familia en mi opinión. Fidel lo trae a la Habana (al padre) y le dice vamos a regresar a tu hijo y todas las marchas...exclusivamente política”, asegura. “Simplemente la fiscal estatal Janet Reno dijo: yo tengo plena autoridad para que este niño regrese a Cuba”

20 años después, Diaz recuerda la noche antes de la redada como si fuera ayer.

“Nadie quería que esto terminara como terminó”.

Nos dice que habían llegado a un acuerdo para una reunión privada entre la familia.

“Me entra una llamada a las 4 de la mañana diciendo no hay arreglo”

Y poco después en la madrugada del Viernes Santo... llegaron los agentes federales.

“Un momento de tremenda confusión en una situación como esa. Uuna tontería de sin querer que uno de esos soldados tropiece sin querer con Marisleys, Lázaro se pone bravo… de repente empieza un tiroteó y todos muertos”.

Dos décadas después lo que le queda a Díaz es tristeza: “triste, triste porque yo me di cuenta de que esa familia... ellos lo que querían era que ese niño pudiera criarse en libertad”.

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