VERÓNICA BOQUETE
Hoy es la futbolista española más reconocida internacionalmente. Pero el camino de Verónica Boquete hasta la élite del fútbol femenino no ha sido ni mucho menos sencillo. La delantera del FFC Frankfurt alemán es muy consciente de que es una de las pocas privilegiadas que pueden decir: “Soy futbolista profesional”. Habiendo nacido mujer y en un país como España, es toda una rareza.
“Estamos en un país machista y eso nos condiciona. Desde pequeños está establecido que los chicos hacen esto y las chicas esto otro. Hay que modificar la educación para que un día podamos dejar de hablar de la lucha por la igualdad, para que la igualdad exista realmente”, opina para FIFA.com
“Yo la discriminación por ser mujer la sentí desde pequeña. Cuando empecé a jugar al fútbol, con seis años, había una norma que impedía jugar a las niñas con los niños. Así que yo entrenaba regularmente con mis compañeros, iba a los partidos, me vestía, pero me tenía que quedar en el banquillo. Era muy pequeña y no lo entendía, pero era frustrante y me marcó”, rememoró antes de que le llegara esta oportunidad de jugar un Mundial.
La niña Boquete empezó a pegarle patadas a un balón al lado de su hermano Adrián y tuvo la suerte de que sus padres la animasen a continuar y la apoyasen, a pesar de un entorno poco amable con la afición de las niñas por el fútbol. Incluso en el colegio, los profesores opinaban que era un deporte para los chicos.
“En España seguimos conviviendo con el machismo. Los peores comentarios yo se los oía a las madres de los jugadores rivales. No a los padres, ¡a las madres! Eran las más machistas. Sería porque no es lo mismo que a tu hijo le meta un gol o le regatee otro niño que una niña”, ironiza. “Por eso creo que es un problema de educación”.
Cuestión de educación
Deportes
“Yo tuve la suerte de que en mi casa era al contrario. Podía estar en el sofá y mi hermano pasando la aspiradora, y no pasaba nada. En otras casas, esos roles están muy marcados: la niña ayuda con las tareas de la casa y el niño hace cosas de hombres. Mi hermano y yo siempre fuimos educados en igualdad”, asegura con orgullo la jugadora de Santiago de Compostela.
“Ahora bien, yo no cambiaría mi camino y las trabas que me encontré porque me han hecho la jugadora y la persona que hoy soy. Me ha servido para valorar mucho más las cosas y a ciertas personas”, añade con gesto sereno. Verónica habla pausada y reflexiva, sin rencores, pero con un deseo muy fuerte: “Lo único que espero es que lo que yo me encontré ya no se de más”.
Boquete lo tiene muy claro. Las medidas políticas grandilocuentes ayudarán, pero la lucha contra todo tipo de discriminación es un proyecto a muy largo plazo que arranca en las bases. “Donde hay que trabajar es en el colegio y en la familia. Es donde los niños lo aprenden todo y donde pasan más tiempo. Si ahí la igualdad es real y normal, lo será para el resto de sus vidas y en todos los ámbitos”, opina.
Ella ha aportado su granito de arena para dignificar el fútbol femenino en un país en el que el balón sigue siendo cosa de hombres. “Las cosas van cambiando, pasito a pasito, en este deporte. Yo tengo mi propio campus en Galicia, me llaman para dar charlas… ¡A la gente le interesa lo que tengo que contarles!”, dice emocionada. “Es un lujo que los padres y las niñas te pregunten y te pidan un autógrafo. Todo un honor ¡Creo que disfruto yo más que la gente que me lo pide!”, agrega.
Vero se siente muy orgullosa, con toda la razón, cuando una niña le dice: “Yo quiero ser como tú”. Las jóvenes y niñas españolas ya no tiene que buscar ídolos extranjeros ni masculinos si quieren triunfar en el fútbol: Vero Boquete es su referente.
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