Los Marlins despiden a Ozzie

MIAMI – El manager venezolano, Ozzie Guillén, fue despedido de los Marlins de Florida. “Después de cuidadosas consideraciones, después de la frustrante temporada de 2012, decidimos salir de Ozzie,” declaró Larry Beinfest, presidente de los Marlins en un comunicado oficial. Desde su llegada a Miami, el timonel tuvo muchos problemas con la afición, especialmente con la comunidad cubana por profesar admiración hacia Fidel Castro y debido a sus pésimos resultados fue finalmente despedido del equipo.

El equipo todavía le debe a Guillén 7.5 millones de dólares por los tres años que restan en su contrato. El próximo dirigente de los Marlins será el quinto del equipo desde comienzos de 2010. Dos de los managers despedidos por el dueño del equipo, Jeffrey Loria, disputaron los playoffs este año. Los Marlins esperaban cobrar dividendos y luchar por los playoffs tras mudarse a un estadio nuevo y gastar a manos llenas antes del comienzo de la campaña. Durante la pretemporada, Guillén elogió el balance de su plantel y lo proclamó listo para ser un ganador. Sin embargo, un pésimo récord en junio dejó a Miami fuera de contienda, y la dirigencia se deshizo de varias fichas en julio. La temporada se estropeó desde abril, cuando una revista publicó una entrevista con Guillén en la que el venezolano elogiaba a Castro, lo que provocó el repudio de la numerosa comunidad cubana en Miami. El manager se disculpó varias veces en una conferencia de prensa, y después fue suspendido por cinco partidos, cuando llevaba apenas cinco encuentro como piloto de los Marlins. "Esa fue una situación muy mala para mí y para los que me rodean", declaró Guillén en septiembre. "Eso fue quizás lo peor que he hecho". Guillén se fue de los Medias Blancas de Chicago en septiembre de 2011, después de ocho temporadas al mando. Unas 24 horas después, firmó un contrato por cuatro años con los Marlins, donde fue coach de tercera base en el equipo que ganó la Serie Mundial de 2003. "Siento que estoy de vuelta en casa", dijo entonces. Loria canjeó a dos jugadores de ligas menores para obtener a Guillén, y le dio un contrato por cuatro años y 10 millones de dólares, la máxima cifra para un manager en la historia del equipo. En junio, los Marlins tenían récord perdedor y habían perdido las esperanzas de clasificarse a los playoffs. A pesar de los malos resultados, el extrovertido Guillén mantuvo generalmente la calma y se adjudicó la responsabilidad por los malos resultados. Al tanto de la posibilidad de perder el cargo, el venezolano dijo dos semanas antes del final de la campaña que estaba contento por haber alquilado una casa en Miami en vez de comprar. "Con el trabajo que hice este año, ¿creen que merezco volver?", comentó Guillén el último día de la temporada. "Por supuesto que no. Pero no soy el único... comencemos por la cima. La oficina central falló, Ozzie falló, los coaches fallaron, los jugadores fallaron, todos fracasamos". Miami fichó en diciembre a José Reyes, Mark Buehrle y Heath Bell con contratos que sumaban un total de 191 millones de dólares. Pero Bell fue un fracaso como taponero, y los Marlins se vieron aquejados por mal bateo, especialmente en situaciones cruciales. Bell fue canjeado la semana pasada a Arizona.

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