Buscan entre los muertos

NUEVA YORK – La policía de Nueva York retorna a la búsqueda de pistas en el caso de Etan Patz.

Las autoridades examinan evidencia removida del establecimiento donde presuntamente el puertorriqueño Pedro Hernández confesó haber asesinado al Patz.

La policía de Nueva York dijo que retornaron al lugar para analizar un área donde no se buscó anteriormente. Aunque no se saben los detalles de lo que buscaban, oficiales fueron vistos saliendo con varias bolsas del establecimiento.

Hernández, de 51 años, fue acusado recientemente por el asesinato del niño Etan Patz en 1979, en Nueva York, luego de revelarle a las autoridades el pasado 24 de mayo que guardó el cadáver de su víctima en un frigorífico antes de ponerlo en un cubo de basura, según reportó el diario "New York Post".

El rotativo, que cita fuentes de la investigación, publica este lunes que Hernández, entonces de 19 años, "puso el cuerpo de Etan entre el hielo en el refrigerador de un sótano antes de colocarlo en la basura".

Investigadores del caso determinarán si es posible localizar los restos del menor de 6 años, ante la confesión de Hernández. Las autoridades comenzaron a recolectar récords de los servicios públicos y privados encargados de colectar la basura en esta área de SoHo Hernández, residente en el vecino estado de Nueva Jersey y detenido la pasada semana tras confesar a la Policía su participación en el crimen, fue acusado el pasado viernes por la Fiscalía de Manhattan de homicidio en segundo grado.

Por esos cargos se enfrenta a un mínimo de 25 años de cárcel y una pena máxima de cadena perpetua en caso de que finalmente sea encontrado culpable.

Las autoridades desconocen, según el mismo medio, cuánto tiempo Hernández tuvo guardado el cadáver de Etan, un niño de 6 años que desapareció el 25 de mayo de 1979 en el barrio neoyorquino de SoHo cuando se dirigía a la parada del autobús escolar y cuyo caso se reabrió en 2010.

En su confesión a la Policía, el imputado -que al parecer padece transtornos mentales- admitió que estranguló a Etan en la bodega en la que trabajaba después de haberlo engañado para que entrara en el establecimiento, ofreciéndole un refresco.

También se ha sabido que el propietario de ese establecimiento hace 33 años era un hombre del que solo se conoce su nombre, Luis, y que utilizaba el sótano de esa bodega y otros dos espacios más que compartía con negocios vecinos para almacenar mercancía y para organizar peleas ilegales de gallos, según el Post.

Los investigadores tratan ahora de determinar si la descripción del lugar mencionado por Hernández y donde ocultó el cuerpo sin vida de Etan Patz coincide con la de esos edificios en esa época para comprobar que está diciendo la verdad.

Igualmente tratan de confirmar con el Departamento de Sanidad de Nueva York los diversos vertederos a los que pudieron haber llegado los restos del niño, como los de Staten Island o el de Fountain Avenue, en Brooklyn, o un incinerador de Gansevoort, en el suroeste de Manhattan.

Un portavoz de ese departamento, Vito Turso, indico al medio que las autoridades policiales planean rastrear en ellos en busca de posibles pistas.

El diario se refiere también a las tensiones que el caso ha suscitado entre el Departamento de Policía y la Fiscalía de Manhattan, pues ésta mostró inicialmente inquietud porque la acusación a Hernández se basaba en una confesión no apoyada por evidencias.

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