Patrulla enfrenta críticas

NOGALES, Arizona, EE.UU. - Dos mexicanos, vestidos con pantalones camuflados y cargando paquetes de marihuana ceñidos a sus espaldas, treparon una cerca de 7,5 metros (25 pies) de altura, que marca la frontera. A la mitad de la noche, se adentraron silenciosos en territorio estadounidense. Agentes de la Patrulla Fronteriza y de la policía local los persiguieron a pie entre arbustos y casas, hasta volver al muro fronterizo. El conflicto se intensificó. Los agentes estadounidenses dicen que fueron agredidos a pedradas. Uno respondió apuntando su arma hacia territorio mexicano y haciendo varios disparos contra el presunto atacante. Mató a un adolescente de 16 años, que según su familia simplemente estaba en el lugar y momento equivocados. Los hechos del 10 de octubre han reavivado las críticas a las políticas de la Patrulla Fronteriza sobre el uso de la fuerza, y han indignado a defensores de los derechos humanos, lo mismo que a funcionarios mexicanos, quienes consideran que el caso es parte de una tendencia preocupante en la frontera: disparar contra quienes lanzan piedras en vez de dispersarlos por medios no letales. La Oficina del Inspector General del Departamento de Seguridad Nacional ha abierto una investigación sobre las políticas de la agencia. Se trata de la primera indagación de este tipo sobre las tácticas de una organización que tiene emplazados a 18.500 agentes tan sólo en el suroeste del país. El gobierno mexicano ha instado a las autoridades estadounidenses a modificar sus métodos de operación. Y la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OACDH) ha cuestionado los excesos en el uso de la fuerza por parte de la Patrulla Fronteriza. Al menos 16 personas han muerto a manos de los agentes en la frontera mexicana desde 2010, incluidas ocho en casos en que las autoridades federales señalan que fueron atacadas con piedras, dijo Vicki Gaubeca, directora del Centro de Derechos en la Frontera en Las Cruces, Nuevo México. Esa organización es parte de la Asociación Nacional para la Defensa de Derechos Civiles (ACLU, por sus siglas en inglés). La Patrulla Fronteriza asegura que a veces resulta necesario el uso de fuerza potencialmente letal. Sus agentes fueron atacados a pedradas en 249 ocasiones durante el año fiscal 2012. Muchos sufrieron desde pequeñas laceraciones hasta golpes graves en la cabeza. En la frontera, es común que la gente lance piedras contra los agentes estadounidenses, en busca de intimidarlos o distraerlos para que no realicen arrestos, particularmente en zonas muy utilizadas por los traficantes de drogas o inmigrantes. Pero Gaubeca y otros activistas destacan una inequidad en el uso de la fuerza cuando "se emplea una bala contra una piedra". "No ha habido una sola muerte de un agente de la Patrulla Fronteriza a consecuencia de una piedra", aseguró Gaubeca. "¿Por qué no se hace algo para proteger a los agentes, como dotarlos de cascos y escudos?" La Patrulla Fronteriza se niega a discutir a detalle sus políticas de uso de fuerza potencialmente mortal, pero destaca que los agentes deben protegerse y cuidar a sus colegas cuando sus vidas están en riesgo. Considera que las rocas son armas letales. Kent Lundgren, presidente de la Asociación Nacional de Ex Agentes de la Patrulla Fronteriza, recordó que en la década de 1970 fue alcanzado por una piedra en la cabeza cuando realizaba un recorrido de vigilancia cerca de El Paso, Texas. "Caí de rodillas", dijo Lundgren. "Si esa piedra me hubiera golpeado en la sien, el golpe habría sido fatal, sin duda". Es sumamente raro que los agentes fronterizos estadounidenses enfrenten cargos penales por lesiones o muertes de inmigrantes. En abril, los fiscales federales consideraron que no había evidencias suficientes para fincarle cargos a un agente de la Patrulla Fronteriza por la muerte a tiros de un mexicano de 15 años en Texas. En 2008, se desechó un caso que vinculaba a un agente de la Patrulla Fronteriza con una muerte, después de dos juicios nulos. Algunos testigos declararon que el agente baleó a un hombre sin provocación alguna, pero la defensa respondió que el inmigrante mexicano trató de propinar una pedrada al acusado. En tanto, familias mexicanas han presentado múltiples demandas por muertes derivadas de actos considerados imprudentes, y el gobierno estadounidense, aun sin admitir actos indebidos, ha pagado cientos de miles de dólares para dejar atrás esos casos. El año pasado, la familia del inmigrante sin permiso de residencia en Estados Unidos que fue muerto por el agente en el caso desechado llegó a un arreglo por 850.000 dólares. El agente sigue trabajando para la Patrulla Fronteriza. Incluso el gobierno mexicano ha pedido sin éxito un cambio en las políticas. La Patrulla Fronteriza ha criticado que las autoridades mexicanas no erijan barreras en su lado de la frontera y emprendan pocas acciones para evitar las agresiones a los agentes. En un comunicado, la Secretaría de Relaciones Exteriores de México afirmó que ha insistido ante el gobierno estadounidense, mediante diversos canales y a todos los niveles, para que se realice una revisión "indispensable" de los procedimientos y estándares operativos de la Patrulla Fronteriza. En otros lugares del mundo, la fuerza letal suele considerarse un último recurso. Por ejemplo, la policía israelí suele emplear balas de goma, chorros de agua a presión y gases lacrimógenos para dispersar a las muchedumbres que les lanzan piedras. Micky Rosenfeld, vocero de la policía israelí, dijo que los agentes abren fuego sólo como un último recurso y después de hacer disparos al aire. Desde 2002, los agentes fronterizos estadounidenses han recibido armas capaces de disparar proyectiles que rocían gas pimienta, incluso a 75 metros (250 pies) de distancia. La agencia no dio estadísticas sobre cuántas veces se han usado esos proyectiles. Sin embargo, los funcionarios estadounidenses destacan que los agentes en la frontera con México operan en escenarios muy distintos a los que se aprecian en otros países. Suelen patrullar zonas desérticas en solitario, algo que resulta distinto a las situaciones de protestas, donde las autoridades están agrupadas y protegidas con equipamiento antimotines. Los expertos consideran que muy poco puede hacerse para detener esta violencia, ante la índole delicada de estos asuntos para la relación diplomática entre los dos países, y debido a que ninguna ley internacional contempla específicamente estos casos. "A final de cuentas, la política en la relación entre Estados Unidos y México desempeñará un papel mucho más importante que la ley", dijo Kal Raustiala, profesor de derecho y director del Centro Burkle de Relaciones Internacionales en la Universidad de California en Los Angeles. "Hay demasiados intereses de ambas partes para permitir que la indignación totalmente comprensible en México sea la que determine el resultado aquí".

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