Dolor e indignación en el exilio

Exilio cubano critica medidas de Obama

Algunos exiliados cubanos de Miami estaban frustrados y enojados. Otros rebosaban de felicidad. El cambio de política estadounidense hacia Cuba, el más importante en cinco décadas, provocó sentimientos encontrados en el exilio: mientras algunos condenaron el intercambio de tres agentes cubanos detenidos en Estados Unidos por un contratista estadounidense encarcelado en la isla, otros celebraron la liberación de Alan Gross y las medidas que buscan normalizar las relaciones diplomáticas entre ambos países.

"Me alegro por Gross, pero por otro lado es increíble que el gobierno de Obama tome el sistema de justicia de Estados Unidos con una ligereza tan grande", expresó a la AP José Basulto, presidente de la organización Hermanos al Rescate, tras recordar que los tres agentes fueron condenados en un juicio en el que él participó como testigo del gobierno.

"La evidencia fue clara y fueron condenados, y el presidente actual se atribuye el derecho de tomar el sistema judicial como si fuera su propio sistema de castigo y los devuelve a Cuba como si fueran una pieza de cambio de un juego de barajas", expresó. El presidente Barack Obama anunció que Estados Unidos y Cuba acordaron reanudar las relaciones diplomáticas e iniciar vínculos económicos y de viajes.

Para La empresaria Remedio Díaz Oliver, que preside una organización de exiliados radicales, "esto es Bahía de Cochinos número dos. Se ha traicionado de nuevo no sólo al pueblo cubano sino también al pueblo americano", expresó la mujer al hacer un paralelo con el operativo militar de 1961 en el que exiliados cubanos apoyados por Estados Unidos intentaron invadir la isla. "Es algo que jamás he visto en la historia de los Estados Unidos".

A finales del 2009 Gross fue arrestado en la isla mientas trataba de instalar acceso a internet como subcontratista de la Agencia de Estados Unidos para la Ayuda Internacional, que promueve la democracia en el país comunista. Cuba consideró que los programas de USAID buscaban socavar el gobierno y Gross fue sometido a juicio y condenado a 15 años de prisión.

Los tres cubanos son parte de un grupo conocido como "Los Cinco". Integraban una red enviada por el entonces presidente cubano Fidel Castro a espiar en el sur de Florida. Fueron condenados en 2001 en Miami por asociación ilícita, no registrarse como agentes extranjeros y otros delitos. Dos de los cinco quedaron en libertad al cumplir sus condenas.

Ric Herrero, director del grupo (hash)CubaNow, que propicia desde hace tiempo la terminación del embargo económico, elogió las medidas de Obama para normalizar las relaciones con la isla. "Hoy el presidente ha dado grandes pasos para actualizar nuestra política con Cuba y que cumpla así mejor los desafíos del siglo XXI", expresó Herrero. Los cambios, dijo "harán más fácil el apoyo a la población de Cuba mientras ellos mismos forjan su destino y un futuro más democrático e independiente".

Para Raúl Hernández, un cubano de 60 años que vive en Miami desde hace 35 años y aún tiene dos hermanos en la isla, el relajamiento de las sanciones podría incrementar el turismo y ayudar a la economía cubana. "Creo que el embargo nunca fue bueno para la población cubana porque el gobierno nunca cambió", expresó el hombre, que no pudo viajar a Cuba a ver a sus padres antes de que murieran debido a las restricciones a los viajes.

Al igual que algunos exiliados, los legisladores cubanos-estadounidenses de la Florida expresaron su satisfacción por la liberación de Gross, pero criticaron la decisión de Obama de liberar a los agentes.

La forma en que se dio la liberación de Gross es "indignante", dijo el representante republicano Mario Díaz-Balart, tras recordar que fueron sometidos a un juicio y condenados. Las críticas le llegaron a Obama también desde su propio partido. "Que quede claro, esto no fue un acto `humanitario' por el régimen de (Raúl) Castro. Fue un intercambio de espías convictos por un americano inocente, expresó el senador demócrata Robert Menéndez.

"Se crea un precedente extremadamente peligroso. Se invita a los regímenes dictatoriales y sin escrúpulos a utilizar los estadounidenses que sirven en el extranjero como moneda de cambio", consideró.

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