Abismo fiscal contra reloj

WASHINGTON - La pesadilla económica que mantiene en vilo a muchos estadounidenses desde hace meses está cerca de convertirse en realidad, a menos que la Casa Blanca y los republicanos alcancen un acuerdo presupuestario antes del Año Nuevo.

Los grandes incrementos en los impuestos se combinarán con recortes agresivos en el gasto gubernamental, incluidos programas internos y de defensa. Es probable que los precios de las acciones se derrumben, que el gasto de los consumidores se reduzca y que las empresas despidan a más empleados.

Y una recesión económica podría comenzar en cuestión de meses.

Pero el comienzo de 2013 podría ser mucho menos catastrófico de lo que temen muchos. En primer lugar, ambas partes podrían llegar a un acuerdo de corto plazo antes del Año Nuevo, con lo que se pospondría el recorte en los egresos al menos hasta el segundo trimestre. El presidente Barack Obama y los miembros del Congreso regresan este jueves a Washington.

Incluso si pasa el Año Nuevo sin que se rompa el estancamiento, pocas empresas o consumidores caerán en pánico, siempre y cuando parezca inminente un acuerdo. El aumento de impuestos y las reducciones presupuestarias podrían anularse con efecto retroactivo al primero de enero.

Y el impacto de los aumentos impositivos se sentiría gradualmente. Casi todos los contribuyentes recibirán menos dinero en sus cheques de pago, aunque la cantidad pasará casi desapercibida.

"La conclusión de que caer en el abismo fiscal significará una recesión el próximo año es errónea", dijo el economista Lewis Alexander, de la firma Nomura Securities. "Dependerá a la postre del tiempo que esté en vigencia esa política".

Siempre cabe la posibilidad que una negociación entre Obama y los legisladores republicanos acabe mal. La perspectiva de un aumento fiscal permanente y una reducción en los gastos presupuestarios podría hacer que muchos consumidores y empresas posterguen sus gastos, la contratación de personal o la ampliación de sus negocios.

Sin un acuerdo durante meses, el abismo fiscal ocasionaría que la economía estadounidense se contraiga 0,5% en el primer semestre de 2013 y caiga en la recesión, estimó la Oficina Presupuestaria del Congreso.

Empero, casi todos los economistas creen que habrá un acuerdo, si no para Año Nuevo, sí para poco después. Las empresas y consumidores seguirían en calma siempre y cuando los negociadores parezcan avanzar hacia un acuerdo.

"La atmósfera es más importante que si las negociaciones fracasan", dijo el economista Paul Ashworth, de la firma Capital Economics.

Hay varios motivos por lo que muchos se muestran ahora optimistas en que una caída por un breve periodo en el precipicio fiscal no descarrilaría la recuperación económica.

-Aunque el precipicio fiscal costaría a la economía unos 671.000 millones de dólares en el 2013, el aumento de los impuestos que sufrirían la mayoría de los estadounidenses sería leve en un principio. La expiración de los recortes en los impuestos sobre la renta y de Seguridad Social ocurriría de manera paulatina durante 2013. Para quienes ganen entre 40.000 y 65.000 dólares año, sus ingresos se reducirían en un promedio cercano a los 1.500 dólares en el año próximo, aunque el alza de impuestos representaría sólo 130 dólares en enero, de acuerdo con el Centro de Política Fiscal.

Cerca de un tercio de los aumentos tributarios no afectaría a buena parte de los estadounidenses. Algunos golpearían a las empresas. Otros, como los impuestos más altos sobre inversiones y herencias, así como la expiración de los beneficios fiscales para la clase media, no entrarían en efecto sino hasta que los ciudadanos presentaran sus declaraciones al fin del ejercicio, en 2014.

-El Servicio de Recaudación Interna ha pospuesto el cobro de aumentos que podrían producirse en los impuestos. Sin un acuerdo, la tasa máxima de impuesto sobre la renta para una persona soltera con ingresos gravables de entre 36.000 y 88.000 dólares subiría de 25 a 28%. Pero ello no comenzaría a reducir los ingresos de los estadounidenses a comienzos de enero, incluso si no se alcanza un acuerdo para entonces.

Aproximadamente el 85% de las reducciones al gasto en defensa y programas internos tardarían semanas o más en realizarse. Ello significa que las agencias gubernamentales no comenzarían a recortar plazas laborales de inmediato.

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