Rufus Wainwright, cada vez mejor

Hijo de dos conocidos cantantes de folk, Rufus Wainwright supo que se dedicaría a la música desde muy pequeño. Tanto es así que a sus 39 años ya cuenta con una extensa discografía, entre álbumes y bandas sonoras de películas, lo que lo ha convertido en un referente de la música de este siglo.

Por otro lado, su voz se ha destacado por su color, su intensidad y la dulzura arrolladora con que transmite lo que canta. Su interpretacion del tema: "hallelujah", que se hizo famosa gracias a la pelicula "Shreck", es un claro ejemplo de su potencia musical.

Con influencias que van del pop orquestal y barroco al folk o la canción francesa, Rufus Wainwright es un auténtico maestro a la hora de dar vida a canciones orgánicas, llenas de emoción y sensibilidad. A pesar de su anunciada intención de abandonar el pop para dedicarse a la ópera, su otra gran pasión, ha lanzado un nuevo disco titulado "Out of the Game", y que actualmente se encuentra promocionando en una gira internacional. Se trata de su disco más popular, de masas, desde Want One (2003) y Want Two (2004), y que está producido por el prestigioso Mark Ronson, descubridor y compañero de discos de Amy Winehouse.

Y es que ambos han tenido que lidiar con pérdidas durante el proceso de grabación del disco; la de la madre de Rufus por una parte y la de Amy Winehouse, por parte de Ronson. Pero no todo han sido fatalidades. Estos meses, Wainwright ha asistido al nacimiento de su primera hija junto a su pareja. Y todo ello, se ve reflejado en este “Out Of The Game”, en el que también han participado Marta Wainwright, Sean Lennon –a quien vimos actuar juntos durante Occupy Wall Street- y Nick Zimmer de Yeah Yeah Yeahs...

Otro de los gran­des hallaz­gos de "Out of the game" es la recu­pe­ra­ción de algu­nas can­cio­nes de hace algu­nos años como Bit­ter Tears, Wel­come to the Ball o Per­fect Man, un tema donde las bate­rías sue­nan con más fuerza y que Rufus había com­puesto para can­tar con Neil Ten­nant, quien final­mente rechazó la propuesta. Lejos del nuevo estilo pop que pro­me­tía su unión con Mark Ron­son, Rufus Wain­wright ha vuelto en una forma fantástica con uno de los mejo­res dis­cos de su carrera. Un tra­bajo adic­tivo, imprescindible, con el que confirma su nivel y que, a pesar de lo que dice el título del disco, se encuentra más que nunca dentro del juego.

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