El difícil camino a Brasil 2014

El Mundial de Fútbol de Brasil 2014 estaba 'pensado' para dar al país sudamericano una imagen internacional, mostrar al mundo que el gigante sudamericano estaba dejando atrás el subdesarrollo y poco a poco estaba entrando a las "grandes ligas" de las naciones. Bueno, si para eso estuvo pensado que Brasil fuese el anfitrión de la Copa FIFA para 2014, entonces alguien no lo pensó muy bien, o al parecer se adelantó un poco.

Los organizadores brasileños del Mundial 2014 han pasado malos momentos tratando de tener toda la infraestructura lista para la gran fiesta del fútbol. Los proyectos han sido muchos y el avance muy poco. Pero lo que nadie esperaba es que al iniciar este humilde ensayo de Mundial llamado Copa Confederaciones, las cosas en vez de acelerarse, pasaran a salirse más de control.

Coincidiendo con el torno Confederaciones, muchos manifestantes han tomado las calles de diversas ciudades de Brasil para protestar por lo que consideran un espectáculo (el Mundial 2014) que ellos no pidieron y en el que se está gastando una fortuna que podría destinarse al desarrollo y la educación. Sí, a los brasileños les gusta el futbol, pero antes deben comer. "Pan Y circo", como diría Juvenal, pero ¿será que los líderes olvidaron que la ecuación no funciona si es sólo circo?

Lo que encendió el polvorín de las protestas fue el aumento en las tarifas de transporte público en Brasil. Entonces la población comenzó a realizar distintos movimientos de descontento, incluyendo uno que planteaba la irreal solicitud de que el transporte público fuese gratuito. Para cuando las autoridades prometieron revertir ese incremento (por el momento São Paulo y Río de Janeiro ya anunciaron una rebaja en las tarifas), las protestas habían crecido hasta convertirse en una oposición generalizada contra el gobierno y la corrupción dentro de éste, contra la inflación y el estancamiento de una economía que en apariencia iba a la alza en los últimos años. Muy temprano el tema central del descontento dejó de ser el del transporte público.

Las protestas cumplieron ayer jueves una semana, aunque todo estalló realmente el lunes pasado, cuando aproximadamente 240 mil personas salieron a manifestarse en diversas ciudades brasileñas. Para el miércoles cerca de 15,000 personas descontentas marcharon en las cercanías del estadio donde Brasil derrotó a México.

El país no había vivido tantas protestas desde hace más de dos décadas, y han sido en general pacíficas, aunque en lugares como São Paulo o Brasília se han reportado destrozos en oficinas. ¿Qué tiene realmente que ver el Mundial 2014 con todo esto? Pues el que mucha gente no considera correcto que se estén construyendo estadios de primer mundo en un país donde los hospitales y las escuelas siguen siendo tercermundistas. Gran parte de los inconformes sienten que sus impuestos deben no ser gastados en la construcción de infraestructuras para el Mundial de 2014 (así como las de las Olimpiadas de 2016).

El mundo del fútbol tiene opiniones encontradas respecto a la situación. En una entrevista a la empresa brasileña Globo TV esta semana, Sepp Blatter, Presidente de la FIFA declaró que entendía que la gente estuviera descontenta, pero que no debería usar el fútbol para hacerse escuchar (tampoco sugirió cuál es la forma correcta para ello). El Rey Pelé también estuvo en el ojo del huracán, pues fue muy criticado tras haber sugerido que la gente debería de enfocarse en apoyar a la selección de Brasil en vez de hacer protestas. Pelé recién aclaró este jueves que apoya las manifestaciones, siempre que éstas sean pacíficas. Por su lado, Neymar, el delantero de la selección brasileña, apoyó de alguna manera las manifestaciones en su cuenta de Facebook diciendo: "Soy brasileño, y amo a mi país. Tengo familia y amigos que viven en Brasil. Por eso quiero un Brasil más justo, más seguro, más saludable y más honesto".

Los organizadores de la Copa del Mundo en Brasil ya tenían suficientes problemas con el retraso experimentado para la preparación del Mundial 2014, así como de la necesidad de más dinero para seguir adelante. Y la situación se agrava con las protestas.

¿Crees que exista una solución satisfactoria que permita tanto cumplir con las demandas de los inconformes y como celebrar apropiadamente el Mundial de FIFA 2014?

Fuentes: globoesporte.globo.com, cbc.ca

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